Las anomalías congénitas pueden reducirse a un tercio con madres mejor alimentadas

Actualizado: martes, 17 febrero 2009 15:14

BILBAO, 17 Feb. (EUROPA PRESS) -

Las anomalías congénitas en bebés podrían reducirse a sólo un tercera parte en los páises desarrollados, del 3 al 1 por ciento de los nacimientos. Para conseguir este objetivo en un plazo que no abarcaría más de 5 a 10 años, el director del Texas Institute for Genonic Mecidine de Houston (EE.UU), Richard Finnel, apuesta por hacer hincapié en la deficiente alimentación de las madres, por lo que una correcta ingesta de nutrientes y vitaminas ayudará a evitar estos defectos congénitos.

Finnell inaugura hoy en Bilbao con su charla "Vitaminas, genes y anomalías congénitas", el ciclo de conferencias "Nutrición y salud", organizadas por la Fundación BBVA y el CICbioGUNE, en colaboración con la unidad de Biofísica de la UPV y el British Council.

Según Finnell, los expertos se preguntan "por qué algunos bebés nacen con problemas que nos gustaría poder evitar" y subrayó que ciertos problemas congénitos podrían evitarse con la correcta nutrición de la madre. A este respecto, opina que la ingesta de suplementos vitamínicos prenatales y de ácido fólico en cantidad suficiente, protegen al embrión y sirven para reducir la aparición de anomalías congénitas complejas".

Según Finell, las investigaciones realizadas demuestran que las madres que toman un suplemento vitamínico antes de quedarse embarazadas dan a luz un porcentaje menor de niños con defectos congénitos "serios".

Preguntado sobre hasta qué puntó una deficiente alimentación puede ocasionar problemas congénitos, tanto de carácter cerebral como espinal (espina bifida) o de hendidura del paladar, Finnell aseguró que en algunos países, el aporte de nutrientes es "más importante que en otros, los que hace que en las zonas desarrolladas, la incidencia de los defectos congénitos sea alrededor del 3 por ciento.

Frente a ello, según dijo, en los países en vías de desarrollo, debido a la deficiente alimentación, la incidencia puede llegar al 45 por ciento, y entre el 9 y el 12 por ciento en países como China.