MADRID 15 Jun. (EUROPA PRESS) -
La angioplastia primaria para el tratamiento del infarto creció en 2011 un 16 por ciento respecto al año anterior, según los datos del registro nacional de actividad en Cardiología Intervencionista que ha sido presentado en el encuentro anual de la sección de Hemodinámica y Cardiología Intervencionista de la Sociedad Española de Cardiología (SEC).
Se trata de una oclusión de la arteria coronaria mediante la destrucción mecánica del coágulo para, a continuación, implantar una malla metálica que resuelva la estrechez subyacente. Este tratamiento se esta posicionando en España como uno de los primeros, tras un infarto de miocardio, por encima de otras terapias como fibrinólisis --administración de fármacos que disuelven el coágulo desobstruyendo el vaso tapado--.
"Los datos muestran que ha sido la única que ha aumentado de forma considerable su uso, mientras que el resto de técnicas se han estabilizado" ha destacado el miembro de la SEC y cardiólogo del Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva José Díaz.
INTERVENCIONES DE IMPLANTACIÓN TAVI EN PACIENTES CON ESTENOSIS AÓRTICA
Durante la reunión también se ha presentado, por segunda vez en España, el registro 'TAVI', que recoge y analiza el resultado de las intervenciones de implantación transcatéter de válvula aórtica (TAVI) en pacientes que padecen estenosis aórtica y que no pueden ser intervenidos mediante la cirugía convencional por ser considerados de alto riesgo.
En concreto, la estenosis aórtica consiste en un estrechamiento de la válvula aórtica que hace disminuir el flujo de sangre desde el corazón. En concreto, es la enfermedad de válvula cardiaca más común en Occidente ya que afecta al 2 por ciento de la población mayor a 65 años, al 3 por ciento de las personas mayores de 75 años y al 4 por ciento de los mayores de 85 años.
Según han asegurado los expertos, en estos casos es necesario realizar un reemplazo quirúrgico de la válvula aórtica a corazón abierto, ya que si no se realiza la intervención, la supervivencia de los pacientes tras tres años del diagnóstico de la enfermedad es de menos de un 30 por ciento. Además, sin un tratamiento, los pacientes tienen una probabilidad de defunción del 45 por ciento tras el primer año.
"El principal problema de estos pacientes es que en un 30 por ciento, está contraindicado para recibir el reemplazo quirúrgico, principalmente como consecuencia de la avanzada edad, la media es de 82 años. Por ello es tan importante que se desarrollen nuevas técnicas como la TAVI, que consiste en implantar la válvula aórtica vía transfemoral --a través de la arteria femoral-- o transapical --mediante una pequeña incisión a través de las costillas--", ha comentado el presidente de la Sección de Cardiología Intervencionista de la SEC, Javier Goicolea.
Asimismo, según los datos del registro, esta técnica ha demostrado un éxito del 93 por ciento en los 746 pacientes a los que se les ha realizado esta intervención en España a lo largo de 2011. "La TAVI no solo supone una disminución del riesgo de los pacientes durante la intervención, sino que el tiempo de postoperatorio es también mucho menor", ha asegurado el doctor.
LA DENERVACIÓN RENAL Y LOS 'STENTS BIOABSORBIBLES'
En cuanto a la denervación renal, los expertos han recordado que se trata de una nueva técnica eficaz en los hipertensos que no responden a los fármacos, consistente en introducir unos catéteres que liberan energía de radiofrecuencia y cauterizan de forma controlada las terminaciones nerviosas de las arterias del riñón, implicadas en el aumento de la presión arterial. Y es que, la desconexión de las fibras nerviosas mejora el control de la hipertensión en el 85 por ciento de los pacientes con hipertensión resistente.
Por otro lado, los 'stents' son dispositivos metálicos de diferentes diseños que se introducen en las arterias coronarias y actúan apuntalando su pared. De esta forma, se evita la oclusión o cierre brusco de la arteria posterior. No obstante, y a pesar de los avances, los pacientes tratados con este tipo de dispositivos tienen una alta posibilidad de sufrir una trombosis tardía.
Esta complicación responde a la formación de un coágulo de sangre en la estructura metálica del 'stent', que puede desembocar en un infarto brusco e inesperado con consecuencias clínicas graves. Por ello, para tratarla es necesaria una terapia de larga duración con antiagregantes.
"Por esta razón, se están desarrollando dispositivos nuevos como el 'stent bioabsorbible', que cumple todas las funciones del 'stent' habitual, pero que es transitorio, es decir, se degrada con el tiempo hasta llegar a desaparecer completamente del organismo en un plazo de entre dos meses y un año. Estos nuevos dispositivos, además, permiten al paciente, pasado este tiempo, gozar de unas arterias que vuelven a dilatarse y contraerse según las necesidades del organismo", ha zanjado Goicolea.