SEVILLA 13 Ene. (EUROPA PRESS) -
La clínica USP Sagrado Corazón de Sevilla ha reiterado este viernes que la "excepcionalidad" en el brote de bronquiolitis en niños que este centro está atendiendo en las últimas semanas responde a lo "suave" de las temperaturas que se han registrando en la capital hispalense en los últimos meses, ya que esta patología "es estacional, como lo puede ser otras enfermedades como el virus de la gripe".
Fuentes de la citada clínica consultadas por Europa Press han descartado así que esta concentración ahora de casos de bronquiolitis en niños responda a otros factores que vayan más allá de lo climatológico, por lo que han aclarado que "en modo alguno se puede hablar de alarma social" y después de que este pasado jueves informasen de esta concentración de casos llegados hasta la clínica.
De hecho, han recordado que los brotes de bronquioplitis, asociados al virus respiratorio que inflama las vías respiratorias inferiores y que pueden producir graves dificultades respiratorias, "suele aparecer habitualmente a partir de noviembre", coincidiendo con el inicio de la bajada de las temperaturas, "frío que en Sevilla se ha retrasado hasta hace poca semanas".
De esta forma, han explicado que la aparición esta temporada del brote de bronquiolitis "ha sido más tardía debido precisamente a ese retraso de las bajas temperaturas, comenzando su aparición en la segunda quincena de diciembre y manteniéndose en la actualidad con gran número de niños afectados".
Así, y a modo de ejemplo, las mismas fuentes han aludido al Día de Reyes "en el que llegamos a tener ingresados hasta una treintena de niños con este problema respiratoria".
LA ENFERMEDAD
Se entiende como bronquiolitis el primer episodio de infección que afecta a la vía respiratoria inferior, siendo el agente etiológico principal el Virus Sincitial Respiratorio (su sigla en inglés es RSV), aunque en un 10 a 20 por ciento de los casos pueden estar implicados otros virus respiratorios.
Esta enfermedad afecta en mayor medida a niños de corta edad, desde recién nacidos hasta niños con 2 años de edad. Tal y como ya ha explicado la doctora Dolores Gómez Bustos, neonatóloga de la Unidad de Cuidados Críticos Neonatales de USP Sagrado Corazón, el RSV se transmite por las secreciones respiratorias o a través del contacto directo con personas infectadas o con superficies u objetos contaminados por los mismos.
"La infección puede producirse cuando el material infectado entra en contacto con las membranas de los ojos, la boca o la nariz, y probablemente también a través de la inhalación de partículas generadas por un estornudo o la tos siendo el periodo medio de incubación de aproximadamente cuatro días", ha explicado.
Dentro de los lactantes, los menores de dos meses, prematuros y niños afectos de cardiopatía congénita "son el grupo donde la enfermedad suele aparecer con más gravedad y registrando mayor probabilidad de ingreso, mayor número de complicaciones así como una estancia hospitalaria más prolongada", ha agregado.
SINTOMAS MÁS COMUNES
Los síntomas más comunes de esta patología respiratorio, aunque cada lactante puede experimentarlos de una forma diferente, son el goteo nasal, la apnea, la apatía, cuadros de fiebre, rechazo de las tomas, respiración sibilante y rápida y tos.
De hecho, los síntomas de esta enfermedad son parecidos a los de cualquier otro patología respiratoria infecciosa en el lactante, como gripe, catarro o infección, por lo que es muy importante acudir al pediatra para que valore los mismos, realice el diagnóstico y tratamiento adecuados. Esta similitud de los síntomas del RSV a otros trastornos, dificulta en ocasiones su diagnóstico, "por lo que sería adecuado un estudio de las secreciones respiratorias del niño para la detección del virus", ha puntualizado esta experta.
Además, no existe un tratamiento específico para tratar el RSV, ya que depende del estado general del paciente, edad y patología de base, entre otros factores. Con todo, existen algunas medidas que los padres pueden adoptar para proteger a su bebé de padecerlo, como evitar el contacto con adultos o niños que se encuentren infectados, no exponerlos a lugares cerrados con numerosa población, evitar el humo del tabaco o evitar sacarlos a la calle los días muy fríos.