MÁLAGA 9 Jul. (EUROPA PRESS) -
Los profesionales del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatológica del Hospital Regional Carlos Haya de Málaga realizan una media de 300 intervenciones al año en las que se precisa un injerto de hueso, derivados óseos --huesos procesados-- o sustitutos (sustancias que imitan la estructura mineral del hueso).
Por lo general, entre un 80 y un 90 por ciento de las intervenciones que precisan un injerto óseo son operaciones de fijación de la columna vertebral, según informó hoy en una nota el citado centro, en el marco del LIV Seminario de la Sociedad Andaluza de Traumatología y Ortopedia, organizado por el mismo hospital.
El resto son operaciones de fracturas y fallos en la consolidación de éstas, cirugía de revisión de prótesis de cadera y rodilla e intervenciones de cirugía tumoral.
En la mayoría de los injertos óseos que se realizan se utiliza hueso de donante que, tras su extracción, se conserva mediante frío en el Banco de Tejidos del Centro Regional de Transfusión Sanguínea.
No obstante, en los últimos años el aumento de las necesidades de hueso --una de cada diez intervenciones de cirugía traumatológica y ortopédica precisa injertos-- y la disponibilidad limitada del mismo ha estimulado el desarrollo de derivados y sustitutos para intervenciones. Así, en este grupo destacan huesos procesados en laboratorio, cementos creados artificialmente y sustancias que estimulan la formación de tejido óseo.
Una de las áreas más novedosas en la cirugía ortopédica y traumatológica es la aplicación de derivados de hueso en el tratamiento de pacientes con necrosis en la cabeza del fémur, en estadíos iniciales.
En el Carlos el uso de derivados óseos para este tipo de patología se ha estandarizado en los últimos tres años y hasta la fecha se han realizado una treintena de intervenciones de este tipo.
La necrosis de la cabeza femoral afecta mayoritariamente a varones a partir de los 40 años de edad y provoca artrosis de cadera con el paso del tiempo. La implantación de derivados de hueso, con proteínas capaces de estimular la actividad de células madre para crear tejido óseo mejora el dolor del paciente provocado por la necrosis y puede retrasar, e incluso evitar la implantación de una prótesis de cadera.
Estos y otros aspectos relacionados con el presente y futuro de los injertos y sustitutos óseos han sido tratados en el LIV Seminario de la Sociedad Andaluza de Traumatología y Ortopedia, en el que han participado unos 60 profesionales, entre residentes y especialistas.