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BARCELONA, 4 Dic. (EUROPA PRESS) -
La ciudad de Barcelona alberga unos 200 clubes de fumadores de cannabis, de los que el distrito de Ciutat Vella es el que concentra un mayor número, fruto de una "proliferación" de este tipo de asociaciones en los últimos tres años.
Según ha explicado la jefa del servicio de atención y prevención a las drogodependencias de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (Aspb), Teresa Brugal, con motivo de la presentación este miércoles del Informe de Salud Pública de Barcelona 2012, el Ayuntamiento está haciendo una "búsqueda activa" de este tipo de locales, en base al registro de entidades federadas y a la publicidad que hacen a través de Internet.
El objetivo es estudiar la posibilidad de regular su ubicación mediante ordenanzas municipales --evitando su cercanía a colegios u obligando a instalar salidas de humos, por ejemplo--, si bien el Ayuntamiento ha recordado que la misma Generalitat trabaja con los grupos políticos y asociaciones para una eventual regulación de este tipo de locales y que, en cualquier caso, quiere "evitar la banalización del consumo" del cannabis.
Brugal ha subrayado que la proliferación de los clubes de fumadores no ha ido asociada a un aumento del consumo de marihuana, que se muestra estabilizado desde hace años, también entre los jóvenes, aunque ha apostado por una "regulación estructural", ya que este tipo de asociaciones ha crecido en base al vacío legal que existe sobre su figura.
"Queremos ver que los clubes se ajusten a fines terapéuticos", ha indicado la delegada de Salud del consistorio, Cristina Iniesta, o que en caso de que exista otra finalidad se ajuste a una normativa de buenas prácticas como una edad mínima de entrada, número máximo de socios y limitaciones horarias, entre otros aspectos, dado que se han recibido diferentes quejas de vecinos.
El gerente de la Aspb, Conrad Casas, ha recordado que el único requisito necesario a día de hoy para constituir un club de fumadores es registrarse, lo que ha dado pie a la existencia de diferentes tipologías y hace difícil controlar su actividad, puesto que no son locales de libre concurrencia --solo se aceptan socios-- y legalmente la Administración solo puede entrar en caso de que haya indicios de delito.
500 PERSONAS
Brugal, por su parte, ha subrayado que los jóvenes tienen "más percepción del riesgo" asociado al consumo de cannabis, y ha recordado que alrededor de 500 personas inician cada año un tratamiento específico para abandonar este hábito.
El perfil mayoritario de estas personas es el de un hombre de entre 25 y 35 años que lleva cerca de una década fumando marihuana, y que llega a los servicios municipales derivado por los sistemas sanitarios, por petición de la familia o incluso por indicación de las fuerzas del orden pública, en caso de que sea menor y sea sorprendido en la vía pública.
La pérdida de memoria, la psicosis inducida y los problemas laborales son algunos de los síntomas que presentan, aunque Brugal ha recordado que cuantos menos años de adicción, menor alteración de los neuroreceptores y por tanto más fácil resulta abandonar esta conducta de riesgo.