El ambiente del hogar, y no la genética, forma los microbios salivares

Familia
FLICKR/FRÉDÉRIC DE VILLAMIL
Publicado: viernes, 15 septiembre 2017 7:35

   MADRID, 15 Sep. (EUROPA PRESS) -

   Investigadores de Reino Unido han descubierto que la mezcla de microorganismos que habitan la saliva de una persona está determinada en gran parte por la casa del anfitrión humano. El estudio, publicado esta semana en 'mBio', una revista de acceso abierto de la Sociedad Americana de Microbiología, muestra que las primeras influencias ambientales desempeñan un papel mucho mayor que la genética humana en la formación del microbioma salivar, el grupo de organismos que juegan un papel crucial en la salud oral y general.

   "Por lo general, se sabe que hay un vínculo entre nuestros microbiomas y nuestra salud y eso es razón suficiente para averiguar qué hay allí, cómo llegaron allí y qué están haciendo", plantea uno de los autores de este trabajo, Adam P. Roberts, profesor titular de Quimioterapia Antimicrobiana y Resistencia en la Escuela de Medicina Tropical de Liverpool, Reino Unido. Roberts codirigió el estudio, que se llevó a cabo durante su anterior puesto en el Instituto Dental Eastman del 'University College London', en Reino Unido.

   El investigador Liam Shaw, estudiante de posgrado del Instituto de Genética del UCL, agrega: "La cavidad oral está naturalmente colonizada por cientos de especies bacterianas, que impiden que los patógenos externos establezcan un punto de apoyo, pero también pueden provocar enfermedades bucales". El equipo de investigación quiso saber cómo se establece el microbioma salivar y qué factores son los más responsables de la mezcla de bacterias que se encuentran allí.

   El colega de Roberts, el inmunólogo de UCL Andrew M. Smith, tuvo acceso a un conjunto único de muestras: ADN y saliva de una amplia familia judía asquenazí que vivía en varios hogares repartidos por cuatro ciudades de tres continentes. Eso permitió que el equipo analizara cuánto de la variación observada en los microbiomas salivales se debe a la genética del huésped y cuánto se debe al medio ambiente.

   Como los miembros de la familia son judíos ultra-ortodoxos asquezaníes, comparten dietas culturales y estilos de vida que controlan muchos factores de confusión. Además, debido a que el ADN de los miembros de la familia ya se había secuenciado al nivel de los cambios individuales en el código de ADN, el equipo de investigación tenía una medición única y precisa de su relación genética.

   A continuación, Shaw y el equipo secuenciaron las firmas de ADN bacteriano presentes en muestras de saliva de 157 miembros de la familia y 27 controles judíos asquezaníes no relacionados. A través de todas las muestras, encontraron el núcleo de microbioma salival compuesto de bacterias de los géneros 'Streptococcus', 'Rothia', 'Neisseria' y 'Prevotella'.

EL ENTORNO LOCAL MARCA LA DIFERENCIA ENTRE PERSONAS

   Para saber qué podría estar impulsando las diferencias a nivel de especies bacterianas, Shaw y el equipo utilizaron métodos estadísticos adoptados desde la ecología para determinar qué factores son los responsables de la mayor variación.

   Cuando se compararon factores como compartir hogar, ciudad, edad y relación genética, el factor que determinó quién presentaba microbios de saliva más similares fue abrumadoramente doméstico. "Lo que esto nos dice es que el contacto y el intercambio de microbios que se desarrolla en el entorno local es lo que determina las diferencias entre los individuos", subraya Shaw.

   Los cónyuges y los padres y los niños menores de 10 años que vivían en un hogar juntos tenían los microbiomas de saliva más similares. "El contacto ni siquiera tiene que ser íntimo, como besarse -dice Roberts--. Las manos de los individuos están cubiertas de saliva y están tocando todo en la casa. Los niños menores de 10 años presentaban más bacterias similares a sus padres que los niños mayores, tal vez reflejando que los niños mayores se están convirtiendo en 'individuos más independientes".

   El equipo también analizó cuidadosamente si la relación genética conducía a la composición del microbioma de la saliva. Cuando utilizaron una medida de relación basada solo en las relaciones de árbol genealógico, vieron un efecto pequeño, pero estadísticamente significativo. Sin embargo, cuando se utilizó la información de la secuencia genética, una medida más precisa de la relación, el efecto desapareció. En otras palabras, la genética de una persona no desempeñó prácticamente ningún papel en la formación de sus microbios de la saliva.

   "Los pedigríes no siempre reflejan exactamente la relación genética real en términos de la cantidad de genoma compartida", dice Shaw. Roberts anima a otros investigadores que emprenden estudios a gran escala del microbioma para utilizar la información humana detallada de la secuencia genética en lugar de confiar en árboles de familia.

   Este estudio muestra que los entornos compartidos durante la crianza desempeñan un papel importante a la hora de determinar qué comunidad de bacterias se establece. Saber que el ambiente compartido impulsa el microbioma, según Roberts, puede dar a los científicos algún día la capacidad de modularlo.

   Este experto señala el ejemplo de la periodontitis, o enfermedad de las encías, una patología infecciosa increíblemente común y, a menudo, debilitante asociada con una microbiota alterada. "Una vez que entendamos los miembros del microbioma que son responsables de la salud, nuestro comportamiento diario podría cambiar para modificar nuestro microbioma favorablemente", concluye.