MADRID, 22 Feb. (EDIZIONES) -
El doctor Álvaro Bilbao es doctor en Psicología, neuropsicólogo y padre de tres hijos. Acaba de publicar '¡Hola, familia!' (Plataforma Editorial) y aprovechamos en Infosalus para entrevistarle y preguntarle sobre crianza y los principales fallos que cometemos los padres en este sentido.
¿Conectamos lo suficiente los padres con nuestros hijos? A su juicio, depende de cada familia. Considera que es verdad que vivimos en una sociedad que, de alguna manera, parece que empieza a estar "enferma de forma endémica con estrés, ansiedad". De hecho, recuerda que actualmente todas las consultas de Psicología están desbordadas: "Parece que la pandemia abrió la puerta a esa situación, al desbordamiento de muchas personas, pero ya eran situaciones que se llevaban además arrastrando desde hace mucho tiempo".
Y en ese sentido cree que los padres estamos en el centro de esta situación porque compaginar trabajo, niños y casa es algo muy estresante: "Sabemos que la franja de los 40-50 años en los hombres, y antes en las mujeres, coincidiendo con esos años más duros de la crianza, representa una etapa donde los trastornos mentales aumentan, así como el estrés y la ansiedad, al tiempo que descienden los niveles de felicidad. Es decir, los niños nos traen muchísimas cosas buenas, pero también muchísimo trabajo en una sociedad en la que estamos bastante desbordados de trabajo".
Entonces, sí ve difícil hoy en día conectar de forma especial con nuestros hijos porque no tenemos suficiente tiempo, calma, pero no imposible y sí necesario. "El tiempo que tenemos muchas veces de esa manera en la que la sociedad está construida se va contaminando con la necesidad de hacer 25 extraescolares, y muchas veces el tiempo que tenemos es de taxista, de estar apoyándoles con los deberes, de correr de aquí para allá, y en muchos casos nos cuesta trabajo. Pero a la vez, el tiempo que conectamos con ellos es el tiempo más saludable que tenemos porque es un tiempo de estar centrados en ellos, jugando. Se combinan las dos cosas", sostiene Bilbao.
PRINCIPALES FALLOS A LA HORA DE CRIARLOS
Con ello, y preguntado por los principales fallos que cometemos a la hora de criarlos indica este doctor en Psicología que se combinan diferentes factores: por un lado, la falta de tiempo, padres que trabajan muy duro para poder dar más tiempo a sus hijos o padres que se estresan porque el tiempo que pasan con sus hijos es muy importante y van siempre corriendo y se estresan y este a veces se transmite a los hijos; y por otro lado, habla de la tendencia a la sobreprotección, de dejar que los niños por sí solos no se enfrenten a ciertas situaciones, o en cambio, que les ayudan demasiado o les dan demasiadas cosas.
Por otro lado, le cuestionamos sobre uno de los 'fallos' que más habitualmente cometemos los padres, el gritar a los menores, el tratarles mal, fruto de ese cansancio y ritmo frenético del día a día.
Este neuropsicólogo sostiene que es 100% realizable el hecho de no castigarles, de no educarles a base de amenazas, aunque se trata de una alternativa a la que muchos padres recurren. Ahora bien, admite que tampoco conozco a ningún padre que no lo haga al 100%.
Por su experiencia cuenta que cuando solo tenía solo un hijo todo eran algodones, pero en el momento en el que se va haciendo este mayor y se tienen más hijos, la cantidad de situaciones y el nivel de estimulación y de estrés hace más común el que soltemos un grito.
En su opinión, en este escenario lo importante es entender que es un fallo, que a veces no lo podemos evitar, pero que no puede ser nuestra estrategia de educación siempre, ni tampoco una alternativa a la que recurrir para que nos hagan caso.
"No podemos pensar en que la manera en la que nuestros hijos nos hagan caso sea gritando. Puede ocurrir, pero no es la manera en la que idealmente tenemos que educar. Si queremos que se queden en la cama dormidos, igual debemos quedarnos un rato con ellos; y si no queremos que pinten las paredes, debemos quedarnos con ellos un poco más, vigilarles más, o bien adaptar nuestras expectativas y entender que con tres años es normal que puede haber alguna pintada de vez en cuando y no es algo tan terrible", defiende este experto.
Por eso, insiste en que educar sin gritar es lo que debemos intentar conseguir, pero no debemos sentirnos culpables porque si a todos en algún momento se nos escapa un grito. Ahora bien, sí rechaza esos gritos constantes en las familias, 3-4 veces al día; pero no así otras en las que ocurre tres o cuatro veces al mes o a la semana. "Hay que intentar que no sea un recurso sino algo que ocurre de manera muy esporádica", subraya.
CONSEJOS PARA CONECTAR DE MANERA ESPECIAL CON NUESTROS HIJOS
En resumen, pedimos a este doctor en Psicología que nos aporte los principales consejos a la hora de conectar de manera especial con nuestros hijos, y destaca que lo más importante es ser capaces de ponernos en su lugar, es decir, de entender qué hacen y por qué.
"Una vez que lo entendemos es más fácil que haya esa conexión y a veces es necesario porque el padre es incapaz de ponerse en el lugar el niño, porque tiene demasiado estrés, e implica reducir nuestras actividades extraescolares, volver antes a casa, intentar reducir nuestros niveles de exigencia, y pues si los martes y jueves no ordenamos la casa no pasa nada, o un día a la semana pido un chino y ese día les dedico toda la tarde a mis hijos", subraya.
También sostiene que otra cosa muy importante es la parte de la interpretación, cuando un niño hace algo que no nos gusta siempre hay dos posibilidades, según explica: hacer una interpretación negativa, lo ha hecho para ponerme a prueba o para fastidiarme, o porque es malo; o en cambio, hacer una interpretación positiva, es decir, que el niño necesita más tiempo conmigo, me está echando de menos porque paso mucho tiempo con el bebé, es que no le hemos puesto límites de manera clara. "Cuando hacemos es la interpretación positiva en el 99% de los casos podemos acertar", confiesa Bilbao.
Por último, mantiene que, especialmente sobre todo cuando son menores de 6-7 años, es vital el tiempo de juego. "Hay que remangarse, hay que sentarse en el suelo, y dedicar mucho tiempo a jugar con ellos. Muchas veces me encuentro con familias con un nivel socioeconómico muy alto, con personas contratadas que cuidan a los niños cuando se despiertan por la noche, que les dan de cenar mientras los padres descansan en el sofá, por ejemplo. Está muy bien estudiado a nivel científico y lo que vale es el tiempo de trabajo de ellos, el ocuparse del niño. Cuando un padre se ocupa del niño empieza a crear esa conexión. Lo normal es que el niño te sonría, te entienda y te pongas en su lugar y de esta manera establezcas el vínculo y esa conexión de la que hablábamos", concluye.