MADRID 13 May. (EUROPA PRESS) -
La Sociedad Española de Cardiología (SEC) ha alertado de que los altos niveles de testosterona pueden aumentar "notablemente" el riesgo de padecer eventos cardiovasculares adversos, según lo pone de manifiesto un estudio realizado por científicos del Boston University School of Medicine y del Boston Medical Center, publicado en 'The New England Journal of Medicine'.
La testosterona resulta un tratamiento habitual para hombres de edad avanzada que presentan una movilidad reducida, aunque el uso de esta hormona, a juicio de la organización, está empleándose "indebidamente" en los últimos tiempos por deportistas que pretenden lograr un incremento de su masa muscular de manera acelerada.
En el trabajo se analizó durante nueve meses a 209 hombres mayores de 65 años que padecían problemas de movilidad. Para superar estas dificultades, se les administró testosterona a 106 y los otros 103 fueron tratados con placebo. Tras el tiempo de estudio, se concluyó que el 22 por ciento de los hombres a los que se les había medicado con testosterona presentaba uno o más eventos cardiovasculares adversos, frente a menos de un 5 por ciento de los miembros del otro grupo, a pesar de lograr mejorar su capacidad física en piernas y pecho.
Así, esta investigación abre un debate sobre si las mediciones de testosterona en un futuro serán útiles para valorar las posibilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares, de modo que se consideren las dosis altas de esta hormona como un nuevo factor de riesgo cardiovascular.
No obstante, la SEC ha alertado de que en los últimos años, el uso de la testosterona como método de dopaje en el ámbito deportivo está siendo "cada vez más habitual", a través de la cual se consigue aumentar la masa muscular "de manera vertiginosa", aunque "deben considerarse seriamente los efectos secundarios que ésta conlleva".
La administración de testosterona engrosa el músculo cardiaco de manera artificial, un aumento que, si fuera producido por el ejercicio físico continuado, la perfusión se incrementaría de manera paralela pero, al no ser así, esta relación pierde su proporcionalidad, haciendo que el miocito presente un déficit en el riego sanguíneo y una consecuente disminución del aporte de oxígeno, favoreciendo la aparición de isquemia.
"Con el tiempo, si se deja de administrar testosterona, puede reducirse la hipertrofia en el miocito, pero apenas disminuye la fibrosis", ha explicado la miembro de la SEC, cardióloga deportiva y miembro del Consejo Superior de Deportes (CSD), la doctora Araceli Boraíta, al tiempo que ha añadido que "además de la hipertrofia miocárdica, el exceso de testosterona también produce rigidez del músculo cardiaco y disfunción diastólica ventricular, al mismo tiempo que favorece la hipertensión arterial.