MADRID 12 Sep. (EUROPA PRESS) -
Un estudio con ratones de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington (WashU) en San Luis demuestra que la terapia con células inmunes modificadas protege las neuronas dañadas en lesiones de la médula espinal, tal y como se recoge en 'Nature'.
Cabe recordar que las lesiones graves de la médula espinal dañan las células nerviosas, alteran la comunicación con el cerebro y el resto del cuerpo y provocan discapacidades permanentes a millones de personas en todo el mundo. La lesión en sí misma representa solo una fracción del daño total infligido a la médula espinal, tejido que se extiende desde el tronco encefálico hasta la parte inferior de la espalda. La mayor parte del daño se debe a procesos degenerativos posteriores en la herida.
Aunque se están realizando importantes investigaciones para desarrollar intervenciones destinadas a reparar el tejido lesionado, los científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis se centraron en el desarrollo, en ratones, de una inmunoterapia para minimizar el daño causado por una lesión traumática de la médula espinal. Sus hallazgos muestran que la inmunoterapia puede reducir dicho daño al proteger a las neuronas del lugar de la lesión de ser atacadas por las células inmunitarias.
Su estudio demuestra el éxito en ratones a los que se les administró inmunoterapia y presenta un enfoque novedoso con potencial para ayudar a mejorar los resultados de las personas que se recuperan de lesiones de la médula espinal. "Las células inmunitarias del sistema nervioso central tienen fama de ser las malas que pueden dañar el cerebro y la médula espinal", afirma el autor principal Jonathan Kipnis, investigador del BJC en WashU Medicine. "Pero nuestro estudio demuestra que es posible aprovechar la función neuroprotectora de las células inmunitarias, al tiempo que se controlan sus capacidades perjudiciales inherentes, para ayudar en la recuperación de una lesión del sistema nervioso central".
Poco después de sufrir una lesión en el sistema nervioso, las células inmunitarias inundan el lugar. Entre ellas hay una mezcla de células T activadas (un subconjunto de células inmunitarias) que dañan o protegen a las neuronas circundantes. La doctora Wenqing Gao, investigadora postdoctoral asociada en el Departamento de Patología e Inmunología y primera autora del estudio, analizó las células T de la médula espinal de ratones lesionados y realizó un análisis genético para descifrar sus identidades. Su objetivo era separar las células T dañinas de las protectoras y crear numerosas copias de las células beneficiosas con las que tratar a los ratones lesionados.
Pero había un problema: las células T protectoras que se lanzan al lugar de la lesión pueden atacar por error los tejidos circundantes del cuerpo cuando se activan durante demasiado tiempo, lo que provoca una enfermedad autoinmune. Para mejorar la seguridad de la terapia, Gao modificó las células para que se apagaran después de unos días.
Los ratones a los que se les administraron las células T modificadas tuvieron una mejor movilidad que los ratones no tratados. Los investigadores observaron las mayores mejoras cuando los ratones recibieron la infusión de células T una semana después de la lesión. Ninguno de los ratones que recibieron inmunoterapia desarrolló una reacción autoinmune destructiva.
"No existen tratamientos efectivos para las lesiones traumáticas del sistema nervioso central", explica Gao. "Desarrollamos una inmunoterapia para este tipo de lesiones aprovechando las células inmunitarias protectoras que se infiltran en el lugar de la lesión y descubrimos que mejoraba drásticamente la movilidad en los ratones".
En colaboración con el doctor Wilson Zachary Ray, cirujano de médula espinal y profesor de neurocirugía Henry G. & Edith R. Schwartz de la Facultad de Medicina de WashU, los investigadores también buscaron células T todos los días durante una semana en el líquido cefalorraquídeo de pacientes con lesiones de la médula espinal. Encontraron una expansión significativa de las células T, lo que confirma la viabilidad de expandir las células T protectoras de dichos pacientes para generar la inmunoterapia.
"Nuestro objetivo futuro es diseñar un ensayo clínico para probar la terapia en personas con tales lesiones, y al mismo tiempo ampliar este trabajo a enfermedades neurodegenerativas como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), así como las enfermedades de Alzheimer y Parkinson", resume Gao.
Kipnis finaliza: "Aunque el desencadenante inicial de las enfermedades neurodegenerativas es diferente, la muerte posterior de las neuronas puede muy bien estar mediada por procesos similares, lo que abre una oportunidad para adaptar nuestras células modificadas para su uso como terapia en la neurodegeneración".