Algunos tratamientos contra el cáncer causan daños a largo plazo en el tejido cardiaco

Archivo - Corazón, órgano.
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Publicado: lunes, 19 diciembre 2022 18:41


MADRID, 19 Dic. (EUROPA PRESS) -

Investigadores del Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York (Estados Unidos) han descubierto que tratamientos habituales contra el cáncer, como la radioterapia o los fármacos antraciclínicos, causan daños a largo plazo en el tejido cardiaco al activar una vía clave de señalización inflamatoria.

El estudio, publicado en la revista científica 'Journal of Experimental Medicine', sugiere que la inhibición de esta vía podría reducir las probabilidades de que los supervivientes de cáncer sufran cardiopatías más adelante.

Muchos cánceres se tratan con radiaciones y/o fármacos que matan las células tumorales provocando roturas en su ADN. Pero estos tratamientos también dañan el ADN de las células sanas del paciente.

A medida que aumentan las tasas de supervivencia de los pacientes con cáncer, las consecuencias a largo plazo de esta situación son cada vez más preocupantes.

Por ejemplo, la radioterapia o una clase de fármacos que dañan el ADN conocidos como antraciclinas pueden tener efectos tóxicos retardados sobre el corazón, aumentando el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, como la enfermedad coronaria o la insuficiencia cardiaca.

Según este estudio, la incidencia de enfermedades cardiovasculares es cinco veces mayor en los supervivientes a largo plazo del linfoma de Hodgkin que en la población general.

"Los mecanismos por los que el daño en el ADN provoca toxicidad tisular tardía años después del tratamiento del cáncer no se conocen bien. Identificar los mecanismos patogénicos de la toxicidad y los biomarcadores tempranos de su activación brindaría la oportunidad de intervenir con el tratamiento para prevenir la toxicidad", ha comentado Adam M. Schmitt, uno de los líderes de la investigación.

En su estudio, los investigadores descubrieron que un mes después de que los ratones fueran expuestos a radiación o antraciclinas, una población específica de células cardíacas llamadas fibroblastos activaba un conjunto de genes que promovían el reclutamiento de varios tipos de células inmunitarias asociadas con la inflamación patológica y la fibrosis tisular. Al cabo de 3-6 meses, los ratones desarrollaron signos de disfunción cardiaca y, a los 12 meses, muchos de ellos habían muerto de insuficiencia cardiaca.

Los investigadores determinaron que este proceso patológico está impulsado por una vía de señalización inmunitaria denominada vía cGAS-STING. Esta vía suele promover la inflamación en respuesta a fragmentos de ADN derivados de bacterias o virus patógenos, pero, según razonaron Schmitt y sus colegas, también podría activarse por fragmentos de ADN generados en respuesta a la radiación o al tratamiento con antraciclinas.

Los ratones que carecían de las proteínas cGAS o STING estaban protegidos de los efectos secundarios tóxicos de los tratamientos contra el cáncer que dañaban el ADN. No mostraron signos de inflamación cardiaca, mantuvieron una función cardiaca normal y seguían vivos un año después del tratamiento. Una pequeña molécula inhibidora de la proteína STING también protegió a los ratones de los efectos tóxicos de la radioterapia o las antraciclinas.

Al estudiar a pacientes con cáncer de mama tratadas con antraciclinas, Schmitt y sus colegas hallaron pruebas de que la vía cGAS-STING puede desempeñar un papel igualmente importante en la toxicidad cardiaca humana.

Una de las principales proteínas inflamatorias inducidas por la señalización cGAS-STING es la CXCL10, y los investigadores descubrieron que las pacientes que presentaban los mayores aumentos de los niveles de CXCL10 tras el tratamiento con antraciclinas mostraban posteriormente cambios en los ecocardiogramas asociados a toxicidad cardiaca.

"En conjunto, nuestros datos revelan que el control de la vía cGAS-STING tiene un gran potencial como tratamiento para prevenir las complicaciones cardiacas de los tratamientos contra el cáncer que dañan el ADN. Estos datos indican que están justificados los ensayos clínicos que utilicen inhibidores de cGAS-STING para prevenir las enfermedades cardiovasculares tras un tratamiento contra el cáncer que dañe el ADN", ha remachado Schmitt.

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