MADRID, 1 Jun. (EUROPA PRESS) -
La exposición a corto y largo plazo a algunos contaminantes del aire comúnmente asociados con la quema de carbón, los gases emitidos por los vehículos, el polvo en el aire y la suciedad se asocian con el desarrollo de hipertensión arterial, según concluye un nuevo estudio del diario de la Sociedad Americana del Corazón 'Hypertension'.
"En nuestro análisis de 17 estudios publicados previamente, descubrimos un riesgo significativo de desarrollar presión arterial alta debido a la exposición a la contaminación del aire", afirma el autor principal del estudio, Liu Tao, director adjunto y epidemiólogo de la División de Salud Ambiental del Instituto Provincial de Salud Pública, en la provincia de Guangdong, China.
"Las personas deben limitar su exposición en los días con altos niveles de contaminación del aire, especialmente aquellas con presión arterial alta, porque incluso la exposición muy a corto plazo puede agravar sus problemas", advierte.
Los investigadores realizaron un meta-análisis de estudios publicados disponibles en el mundo evaluando los efectos sobre la salud de toda la contaminación atmosférica en el riesgo de hipertensión. Se combinaron los metanálisis con resultados de estudios anteriores para estimar el efecto global de una determinada variable en un resultado.
En el primer estudio para estimar simultáneamente los efectos de la exposición a corto y largo plazo a los contaminantes atmosféricos sobre la hipertensión mediante meta-análisis, los investigadores se centraron en el dióxido de azufre (SO2), que proviene principalmente de la quema de combustibles fósiles; el óxido de nitrógeno (NOx), que procede de los combustibles fósiles quemados en centrales eléctricas y los gases de los vehículos; la materia particulada (PM) que son partículas que se encuentran en el aire, incluyendo el polvo, la suciedad, el humo y pequeñas gotas de líquido.
La PM de 2,5 micras es más pequeña que un grano de polvo y el tipo más común y peligroso de contaminación atmosférica. PM 10 incluye tanto PM 2,5 como PM 2,5-10. El metaanálisis encontró que la presión arterial alta se asoció significativamente con exposición a corto plazo a SO2, PM 2,5 y PM 10; y la exposición a largo plazo a dióxido de nitrógeno (NO2), que se produce a partir de la combustión, y PM 10.
En la parte del estudio que evaluó los efectos a corto plazo del ozono y la exposición al monóxido de carbono, no se encontraron asociaciones significativas. Los investigadores consideran que los vínculos del ozono y el monóxido de carbono con la alta presión arterial requiere una investigación más amplia.
LA POLUCIÓN LLEVA A INFLAMACIÓN Y ESTRÉS OXIDATIVO
De los 5.687 estudios sobre la contaminación del aire inicialmente identificados, 17 eran foco de este análisis, con más de 108.000 pacientes con hipertensión y 220.000 controles no hipertensos. La presión arterial alta se define como la presión arterial sistólica superior a 140 mmHg y/o presión arterial diastólica por encima de 90 mm Hg o por el uso de fármacos antihipertensivos.
La exposición a la contaminación del aire se evaluó mediante un promedio de los datos de las estaciones de vigilancia de la contaminación del aire más cercanas o el uso de modelos de dispersión o complejos modelos de regresión de uso de la tierra.
La hipertensión arterial es un factor de riesgo importante para la enfermedad cardiovascular y accidente cerebrovascular. Estudios previos han indicado que la contaminación del aire podría ser un factor de riesgo para la hipertensión, pero los resultados son controvertidos, según Liu.
El mecanismo por el cual la contaminación del aire podría contribuir al desarrollo de la presión arterial alta incluye la inflamación y el estrés oxidativo, que puede llevar a cambios en las arterias. "Ahora, tenemos la intención de profundizar en los efectos de las partículas y sus fuentes en el riesgo de hipertensión, esperando aportar información a los responsables políticos para controlar la contaminación del aire", apunta Liu.