MADRID, 5 Ago. (EUROPA PRESS) -
¿Sabías que los productos que usaron tus abuelos podrían influir en tu desarrollo hormonal? Un nuevo estudio muestra que los disruptores endocrinos pueden alterar el momento de la pubertad en las nietas, subrayando el impacto duradero de la exposición ambiental sobre generaciones futuras.
Las sustancias químicas disruptoras endocrinas (EDC) son sustancias en el medio ambiente (aire, suelo o suministro de agua), fuentes de alimentos, productos de cuidado personal y productos manufacturados que interfieren con la función normal del sistema endocrino del cuerpo.
EXPOSICIÓN A DISRUPTORES ENDOCRINOS: UNA AMENAZA HEREDADA
Dado que los EDC provienen de muchas fuentes diferentes, las personas están expuestas de varias maneras, incluyendo el aire, los alimentos y el agua. Los EDC también pueden ingresar al cuerpo a través de la piel.
Investigadores de Universidad de Emory en Atlanta (Estados Unidos) han presentado un estudio en ENDO 2025, la reunión anual de la Endocrine Society en San Francisco (Estados Unidos), que muestra que la exposición de un abuelo a sustancias químicas disruptoras endocrinas puede afectar la edad en la que su nieta comienza su primer período.
"Las niñas comienzan la pubertad antes que nunca, lo que puede aumentar su riesgo de problemas de salud más adelante en la vida", asegura el investigador principal Xin Hu, de la Escuela de Salud Pública Rollins de la Universidad de Emory. "Queríamos explorar por qué esto podría estar sucediendo al observar cómo las exposiciones ambientales de los abuelos pueden influir en cuándo las niñas tienen su primer período".
EL ESTUDIO COMENZÓ EN 1960
Los investigadores utilizaron datos de los Estudios de Salud y Desarrollo Infantil (CHDS), un estudio a largo plazo que comenzó en la década de 1960. Midieron miles de pequeñas moléculas en muestras de sangre tomadas de 249 parejas en la década de 1960. Los investigadores vincularon los perfiles químicos y metabólicos de las parejas con el momento de la pubertad en sus hijas y nietas.
Los investigadores estudiaron la edad en la que sus hijas (247 niñas) y nietas (139 niñas) comenzaron a tener sus períodos. Encontraron que si bien la edad media de tener un primer período era estable entre las abuelas y sus hijas, disminuyó un año completo de las hijas a las nietas, cuyo año medio de nacimiento fue 1990.
Descubrieron que ciertas sustancias químicas en la sangre de la madre y el padre estaban vinculadas a cuándo sus descendientes comenzaron la pubertad, con efectos más fuertes observados en la generación de las nietas que en la de las hijas. Algunas sustancias químicas, como el fenoxietanol, un conservante común en productos de cuidado personal y alimentos, se relacionaron con una pubertad temprana, especialmente cuando ambos padres tuvieron exposiciones similares.
"Si bien descubrimos que la exposición tanto de la madre como del padre se relacionaba con el inicio de la pubertad de sus hijas y nietas, la influencia del padre fue sorprendentemente fuerte", apunta Hu. "La exposición paterna a sustancias químicas ambientales puede desempeñar un papel no reconocido, pero crucial, en la formación de la salud endocrina de la descendencia".
IMPLICACIONES PARA LA SALUD PÚBLICA Y PREVENCIÓN INTERGENERACIONAL
Este es el primer estudio poblacional que demuestra que el entorno de un padre puede afectar el desarrollo reproductivo tanto de su hija como de su nieta. "Estos hallazgos destacan que la prevención es posible si identificamos mecanismos para proteger a las futuras hijas y nietas, lo cual no puede ser efectivo si no consideramos la línea masculina", concluye.
"Nuestros resultados resaltan el papel de los disruptores endocrinos durante el período vulnerable de la concepción y el embarazo", finaliza la autora principal, la docotra Barbara Cohn, MPH, del Instituto de Salud Pública de Berkeley, California. "Esta investigación enfatiza el impacto duradero de las exposiciones ambientales en la salud reproductiva a lo largo de las generaciones".