MADRID, 8 Jul. (EUROPA PRESS) -
Un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) y el Hospital Clínico San Carlos de Madrid ha relacionado una mayor manifestación de trastornos de conducta en niños con el hecho de padecer alguna enfermedad alérgica.
En la investigación han participado 366 familias, con niños de 6 y 11 años, de los que 194 presentaban alergias ambientales y alimentarias, cursando sintomatología asmática controlada y dermatitis atópica leve. El estudio ha mostrado que estos menores, comparados con el grupo de control (172 participantes), son más propensos a manifestar comportamientos impulsivos, pensamientos rumiantes, dificultad para conciliar el sueño o rabietas, entre otras alteraciones.
"Los niños con una alta sensibilidad a los alérgenos son niños además muy sensibles en lo emocional, a ello hay que añadir que por su edad tienen dificultades para explicar qué les pasa", explica la doctora M Pilar Berzosa Grande, psicóloga y profesora de la Facultad de Ciencias de la Salud de UNIR, investigadora principal del estudio.
Por ello, el propósito de esta investigación es desarrollar una guía con recomendaciones para padres, pediatras y médicos de familia sobre cómo afrontar la atención psicológica a estos menores. "Esta guía se orienta a la prevención de estos trastornos a través de una serie de estrategias para atajar el problema en la infancia y que los menores no desarrollen estos problemas durante la adolescencia", indica Berzosa.
A modo de recomendación, la doctora aconseja prestar atención a aspectos como el cansancio en los niños, que puede favorecer un comportamiento alterado, como las rabietas.
AUMENTO DE ALERGIAS INFANTILES
Según destaca la investigadora, "esta problemática se ha visto agravada por el aumento de las alergias infantiles, y las previsiones son que todavía se incremente aún más debido a factores como la contaminación".
En la investigación participan, además, Eduardo González Fraile y María Soria Oliver, de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR); Santiago Rueda Esteban, del Hospital Clínico San Carlos de Madrid; y Rocío Sánchez-López, del Centro Psicológico Intelecto (Jerez de la Frontera).