MADRID 30 Mar. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Max Planck Institute for Molecular Biomedicine y de la Westphalian Wilhelms-University, en Münster, Alemania, han descrito un mecanismo regulatorio clave en el control del crecimiento de los vasos sanguíneos que puede ayudar a resolver problemas de resistencias a fármacos en el futuro.
La angiogénesis, el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos, es un complejo proceso durante el que diferentes proteínas señalizadoras interactúan con otras en un modelo coordinado. En este proceso, el factor de crecimiento VEGF y la vía de señalización 'Notch' juegan importantes roles.
En concreto, VEGF promueve el crecimiento de vasos agarrándose a su receptor (VEGFR2) y 'Notch' actúa como un interruptor capaz de suprimir la angiogénesis. Hasta hace poco, los científicos pensaba que 'Notch' suprimía los efectos de VEGF a través de la regulación a la baja de VEGFR2.
Los investigadores han demostrado que una señalización defectuosa 'Notch' permite que se produzca un crecimiento fuerte y descontrolado de los vasos, incluso cuando VEGF y VEGFR2 están inhibidos. En este caso, un receptor diferente de la familia VEGF, VEGFR3, está fuertemente regulado a la alta, lo que promueve la angiogénesis.
Según el director ejecutivo de MPI y jefe del Departamento de Biología Tisular y Morfogénesis, Ralf Adams, "este hallazgo puede ayudar a explicar las resistencias a fármacos en ciertos tipos de terapias de cáncer y puede convertirse en la base de nuevas estrategias de tratamiento".
Una extensa red ramificada de vasos sanguíneos proporciona nutrientes a cada órgano del cuerpo y elimina los productos metabólicos de desecho de los tejidos. El crecimiento de este sistema vascular es esencial para el desarrollo y el proceso de curación de heridas.
La angiogénesis descontrolada contribuye a la aparición de enfermedades como los hemangiomas o las retinopatías que dañan la visión de los diabéticos y los mayores. En terapia del cáncer, la inhibición de la angiogénesis se usa para matar de 'hambre' a los tumores y prevenir su metástasis a través de la circulación.
En la actualidad, esto suele hacerse dirigiéndose contra VEGF o su receptor VEGFR2. Cuando su suministro de oxígeno se hace inadecuado, comienzan a liberar VEGF, que se une a VEGFR2, activando el receptor y activando así el crecimiento de los vasos.
Así, la formación de nuevos vasos sanguíneos puede bloquearse inhibiendo VEGF o VEGFR2. Desafortunadamente, los tratamientos existentes son inadecuados y, por razones que se desconocen, algunos pacientes responden pobremente o no responden a la inhibición VEGF/VEGFR2.
Según Adams, "lo que hay que hacer ahora es confirmar si VEGFR3 y otras señales reguladas por Notch son, de hecho, capaces de promover el crecimiento de los vasos independientes de VEGF en enfermedad ocular o cáncer, no sólo en ratones, también en humanos".
"Podría ser posible así predecir si los pacientes, dependiendo de su estatus de activación de 'Notch' vascular, van a responder a la inhibición de VEGF o VEGFR2. Esto permitiría a los médicos elegir terapias alternativas, si fuera necesario", concluye.