MADRID 26 Oct. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Hospital Universitario de Salamanca han descubierto que los alcohólicos crónicos producen más citocinas inflamatorias que hacen que, en caso de infección, la inflamación con la que responde el sistema inmunológico sea excesiva y, por lo tanto, actúe en contra del organismo.
Así se desprende de los resultados de un estudio para conocer la respuesta inmunológica de los pacientes que sufren alcoholismo, en el que llevan varios años trabajando un grupo liderado por el doctor Javier Laso Guzmán, jefe del Servicio de Medicina Interna de dicho hospital.
Según explica este experto, en declaraciones a la Agencia de Noticias para la Difusión de la Ciencia y la Tecnología (DiCYT), se ha estudiado el comportamiento de unas sustancias que intervienen en la respuesta del individuo ante la agresión infecciosa que se llaman citocinas, unas sustancias que "median en la comunicación entre célula y célula y tienen un papel importante en la inflamación".
Ésta "se puede producir por traumatismos o por infecciones, pero hasta ahora no se sabía que también está relacionada con el consumo de alcohol".
Una de las citocinas más importantes en la inflamación es TNF alfa, pero Laso se ha centrado en las interleucinas (IL) ya que algunas, como las IL-1, IL-2 o IL-6, son importantes en la inflamación mientras que otras son antiinflamatorias, como la IL-10.
Esas citocinas se pueden determinar en las células que las producen, en colaboración con el Servicio de Citometría de la Plataforma Nucleus de la Universidad de Salamanca. "Hemos realizado publicaciones sobre el comportamiento de estas citocinas tanto en pacientes que tienen patología hepática como los que solo tienen adicción", señala.
Un hecho ya aceptado es que el alcohólico crónico tiene menos defensas ante las infecciones, pero ahora este grupo de investigación ha demostrado que cuando las infecciones se producen, el enfermo desarrolla una respuesta antiinflamatoria que es desproporcionada.
"Nuestra aportación es que los enfermos alcohólicos crónicos tienen una mayor propensión a las infecciones, como ya se sabía, pero que sobre todo tienen una respuesta inflamatoria excesiva ante ellas", advierte.
Esa respuesta inflamatoria excesiva tiene en parte causas genéticas, porque no todos los enfermos reaccionan igual aunque beban lo mismo. En este sentido, los genes también pueden predisponer a un individuo a sufrir la adicción o las patologías que se asocian a ella. "No hay un gen del alcoholismo, hay un conjunto de genes que predisponen a sufrirlo, en combinación con el ambiente social", indica Laso.
GENES DE LA CIRROSIS
"Tenemos muestras de ADN de enfermos con dependencia alcohólica, abuso de alcohol y hepatopatía (el alcohol puede producir cirrosis, hepatitis alcohólica o sólo depósitos de grasa), pero sólo un 30 por ciento de los que beben mucho alcohol desarrollan cirrosis, así que queremos saber qué genes intervienen en el desarrollo de la patología", explica.
Algunos de ellos tienen que ver con las citocinas, ya que estas sustancias producen inflamación y "la inflamación en el hígado es la antesala de la cirrosis". Además, este grupo ha sido pionero en ver que el gen que codifica TNF alfa "es uno de los más implicados en la predisposición a que, con igual cantidad de alcohol, se desarrolle cirrosis.
Para la investigación es necesario tener un grupo de control con población general y un grupo de alcohólicos, ya que son estudios de asociación, es decir, que los científicos unen el hecho de que un grupo de personas sufra una patología y el hecho de que tengan una alteración genética diferente al resto.
En cuanto a la adicción, el grupo de Laso también estudia los genes que intervienen en los sistemas neurotransmisores, el sistema opioide, el cannabinoide y el dopaminérgico.