MADRID 10 Mar. (EUROPA PRESS) -
La ira y la hostilidad están asociadas con un mayor riesgo de la enfermedad cardiaca coronaria en individuos sanos y con una peor progresión en pacientes con enfermedad cardiaca, según un estudio del Colegio Universitario de Londres en Reino Unido. Los resultados de la investigación se publican en la revista 'Journal of the American College of Cardiology'.
Según los autores, controlar la ira y la hostilidad podría ser un método adicional importante para prevenir la enfermedad cardiaca coronaria en la población general y en el tratamiento de los pacientes que ya la padecen.
Según explica Yoichi Chida, responsable del estudio, "la ira y la hostilidad predecían un 19 por ciento y un 24 por ciento del aumento en los episodios de enfermedad cardiaca coronaria entre personas sanas y aquellas con la enfermedad respectivamente".
Chida señala que el efecto dañino asociado a la ira y la hostilidad con los episodios de enfermedad cardiaca coronaria en las personas sanas era superior en los hombres que en las mujeres. "Esto sugiere que la acumulación de las respuestas ante el estrés en la vida diaria podría tener un mayor impacto en la enfermedad cardiaca en los hombres", añade el investigador.
Los autores revisaron la literatura científica existente sobre cómo afectan estas emociones negativas sobre la enfermedad cardiaca e identificaron 25 estudios en poblaciones sanas y 18 en pacientes con la enfermedad.
Según Johan Denollet, de la Universidad de Tilburg en los Países Bajos y coautor del estudio, "esta revisión proporciona más evidencias de que los factores psicológicos son importantes en el desarrollo y progresión de la enfermedad cardiaca.
Denollet afirma que los especialistas deberían tener en cuenta los síntomas de ira y hostilidad y derivar a los pacientes a tratamientos conductuales. Además, estos factores de personalidad podrían servir para identificar a pacientes con más riesgos de episodios coronarios.
Cuando los investigadores realizaron un análisis de un subgrupo de estudios que controlaban las variables de comportamiento (tabaquismo, actividad física, índice de masa corporal o estatus socioeconómico) y el tratamiento de la enfermedad no se descubrió la asociación de la ira y la hostilidad con la enfermedad cardiaca. Los autores sugieren que esto se debe a que el principal mecanismo entre la ira y la hostilidad y la enfermedad cardiaca podrían ser los factores de riesgo conductual.
Además, los autores señalan que futuros estudios deberán considerar de forma directa los mecanismos fisiológicos implicados como la alteración del sistema nervioso autónomo, los aumentos en los factores inflamatorios o de coagulación y los niveles elevados de cortisol. Además, Denollet apunta que los futuros estudios deberán centrarse en la interconexión entre las emociones negativas y las estrategias de regulación emocional como un determinante de los episodios coronarios graves.