MADRID 21 Ago. (EUROPA PRESS) -
El lunes después de un gran partido, los aficionados del equipo perdedor suelen comer más alimentos ricos en grasas saturadas y azúcares que los del vencedor, que optan por alimentos más saludables, según los resultados de un curioso estudio publicado en la revista 'Psychological Science'.
"Aunque estudios anteriores habían demostrado que los resultados deportivos influyen en la conducción temeraria, infartos e incluso la violencia doméstica, nadie había examinado cómo influye en la alimentación", según ha expliclado Yann Cornil, investigador del INSEAD Business School en Fontainebleau (Francia) y autor principal del estudio.
Para su estudio compararon los hábitos alimenticios de los aficionados al futbol americano tras dos partidos de la liga estadounidense NFL, midiendo el consumo de alimentos en más de dos docenas de ciudades. De hecho, esto les permitió comparar los datos también con los aficionados de aquellas ciudades que no tenían equipo en dicha liga o no jugaba ese día.
En términos generales, encontraron que los aficionados cuyo equipo perdía comían los lunes un 16 por ciento más de grasas saturadas en comparación con otros días en que no había partido. En cambio, los aficionados de un equipo ganador comían aproximadamente un 9 por ciento menos de grasa saturada que otros días.
La tendencia se mantuvo incluso cuando las personas que no eran aficionadas al fútbol fueron incluidas en la muestra, y las tendencias son particularmente notables cuando un juego llegó hasta el último momento.
"La gente come más cuando su equipo de fútbol gana pero peor cuando se pierde, sobre todo si han perdido de forma inesperada, por un estrecho margen, o frente a un equipo de similares características", han apuntado los autores.
Los investigadores sugieren que esto podría deberse a que, cuando tu equipo favorito pierde, la gente ven amenazada su identidad y son más propensos a usar la comida como un mecanismo de supervivencia. Ganar, sin embargo, parece llevar a la gente a controlarse.
Los investigadores continúan investigando los factores que influyen en la conducta alimentaria de las personas, incluso de forma inconsciente, y en futuros estudios prevén analizar en qué medida afectan las estrategias de venta, el diseño de los envases o la publicidad.