MADRID 13 Jul. (EUROPA PRESS) -
Las personas mayores que tienen poco contacto social con los demás pueden ser más propensas a tener pérdida de volumen cerebral general, y en áreas del cerebro afectadas por la demencia, que las personas con un contacto social más frecuente, según un estudio publicado en la edición online de 'Neurology', la revista médica de la Academia Americana de Neurología.
Los investigadores puntualizan que el estudio no prueba que el aislamiento social provoque el encogimiento del cerebro, sino que sólo muestra una asociación.
"El aislamiento social es un problema cada vez mayor para los adultos mayores --explica el autor del estudio, Toshiharu Ninomiya, de la Universidad de Kyushu en Fukuoka (Japón0--. Estos resultados sugieren que proporcionar apoyo a las personas para ayudarles a iniciar y mantener sus conexiones con los demás puede ser beneficioso para prevenir la atrofia cerebral y el desarrollo de la demencia".
En el estudio participaron 8.896 personas con una edad media de 73 años que no padecían demencia. Se les realizaron escáneres cerebrales por resonancia magnética y exámenes médicos.
Para determinar el contacto social, se les hizo una pregunta: ¿Con qué frecuencia está en contacto con familiares o amigos que no viven con usted (por ejemplo, se ven o hablan por teléfono)? Las opciones de respuesta eran todos los días, varias veces a la semana, varias veces al mes y rara vez.
Las personas con menos contacto social tenían un volumen cerebral total significativamente menor que las que tenían más contacto social. El volumen cerebral total, o la suma de la materia blanca y gris, como porcentaje del volumen intracraneal total, o el volumen dentro del cráneo, incluyendo el cerebro, las meninges y el líquido cefalorraquídeo, era del 67,3% en el grupo de menor contacto en comparación con el 67,8% en el grupo de mayor contacto.
También tenían volúmenes más bajos en zonas del cerebro como el hipocampo y la amígdala, que desempeñan un papel en la memoria y se ven afectadas por la demencia.
Los investigadores tuvieron en cuenta otros factores que podrían afectar al volumen cerebral, como la edad, la diabetes, el tabaquismo y el ejercicio.
Las personas socialmente aisladas también presentaban más pequeñas zonas dañadas en el cerebro, denominadas lesiones de sustancia blanca, que las personas con contacto social frecuente. El porcentaje de volumen intracraneal formado por lesiones de sustancia blanca era de 0,30 en el grupo socialmente aislado, frente a 0,26 en el grupo con más contactos sociales.
Los investigadores descubrieron que los síntomas de depresión explicaban en parte la relación entre el aislamiento social y los volúmenes cerebrales. Sin embargo, los síntomas de depresión sólo explicaban entre el 15% y el 29% de la asociación.
"Aunque este estudio es una instantánea en el tiempo y no determina que el aislamiento social cause atrofia cerebral --comenta Ninomiya--, algunos estudios han demostrado que exponer a las personas mayores a grupos socialmente estimulantes detuvo o incluso invirtió el declive del volumen cerebral y mejoró las habilidades de pensamiento y memoria, por lo que es posible que las intervenciones para mejorar el aislamiento social de las personas puedan prevenir la pérdida de volumen cerebral y la demencia que a menudo le sigue", añade.
Los investigadores puntualizan que dado que en el estudio sólo participaron japoneses de edad avanzada, una limitación es que los resultados pueden no ser generalizables a personas de otras etnias y más jóvenes.