MADRID, 17 Feb. (EUROPA PRESS) -
Los grupos burbuja surgidos en los colegios por la pandemia están afectando al estado emocional del alumnado con pocas habilidades sociales y que ya tenía dificultades anteriormente para relacionarse, ya que, en ocasiones, forman parte de grupos burbuja donde no están sus anteriores compañeros; según advierte la psicóloga y directora de los Centros Crece Bien, Sonia Martínez.
Se trata de un inconveniente al que se suma el hecho de que estos menores ya tenían sus grupos establecidos, "y es más difícil que se abran a un niño con el que no se relacionaban antes", según Martínez. "Es una situación que es incluso más difícil para un niño que ya estaba en un colegio que para otro que llega nuevo, porque tendemos a formar etiquetas de aquello o aquellos que nos rodean", explica, avisando del aislamiento que crean estas situaciones.
El problema de los grupos burbuja, según Martínez, se está notando ya en las consultas, sobre todo entre padres y madres con hijos en cursos a partir de quinto de primaria, edades en las que los grupos ya están más establecidos y consolidados, y de colegios en los que, anteriormente a la pandemia, no tenían costumbre de mezclar las clases.
"Estamos atendiendo a padres y madres preocupados porque sus hijos ya no quieren ir al colegio por encontrarse solos al haber sido separados de sus amigos. Muchos de esos niños y niñas, incluso, comienzan a referir problemas de estómago o de sueño, que en muchas ocasiones no dejan de ser síntomas que esconden el miedo a quedarse solos y a sentirse poco apoyados", explica la psicóloga.
CÓMO CAMBIAR LA PERCEPCIÓN DESDE CASA
Para que este problema de integración en los nuevos grupos burbuja mejore en lo que queda de curso, Martínez ofrece a las familias una serie de consejos para ayudar a estos niños y niñas a encontrar su sitio en el nuevo contexto.
En primer lugar, anima a ver el cambio como una oportunidad. "A estos niños y niñas les ayudaría mucho que sus padres les ayuden a ver el cambio como una oportunidad para conocer nuevos compañeros y descubrir a nuevas personas", sostiene la psicóloga. Para ello, un paso previo imprescindible según Martínez es que los padres y madres escuchen a sus hijos, los comprendan, no minimicen sus preocupaciones y les ayuden a que sean ellos los que las resuelvan.
Asimismo, la experta aboga por evitar pedir el cambio de clase. "Los padres tienen que apoyar a sus hijos para que puedan manejar sus emociones y para que practiquen formas de hacer nuevos amigos, así les enseñarán a afrontar las dificultades, a adquirir estrategias y a ser más autónomos e independientes", aconseja.
Martínez rambién ha recordado la importancia de reforzar los avances y marcarse objetivos pequeños. "En este sentido, los padres deben apoyar la idea de que su hijo es un valiente, de que está aprendiendo continuamente y de que cada día se sentirá mucho mejor, y también deben hablarles de lo importante que es la paciencia para consolidar esas nuevas amistades", afirma Sonia Martínez, que considera "positivo" marcar junto a los menores pequeños propósitos diarios que les ayuden a ver que van resolviendo con éxito pequeñas situaciones.
Además de todo ello, la experta afirma que recordar historias pasadas de los padres, relacionadas con alguna situación en la que se hayan sentido de una forma parecida y explicándoles cómo la resolvieron, también puede ayudar a los hijos.
Por último, la psicóloga también recomienda cambiar de tema. "Muchos menores pueden entrar en un bucle y no pensar en nada más que en sus dificultades para relacionarse, por lo que es importante que padres y madres propicien momentos de desconexión del tema", afirma. "Es normal que la familia esté preocupada, pero si sólo le preguntan cada día por si ya ha hecho nuevos amigos, le pueden terminar trasladando una sensación de urgencia por resolverlo que a todas luces es innecesaria y contraproducente", concluye.