MADRID 3 May. (EUROPA PRESS) -
Los científicos descubrieron que los adolescentes populares duermen menos que sus compañeros y que las chicas populares experimentan más síntomas de insomnio que los chicos populares, tal y como se recoge en 'Frontiers in Sleep'. En concreto, investigadores de Suecia y Australia querían descubrir cómo la popularidad entre sus pares afectaba los hábitos de sueño de los adolescentes de 14 a 18 años.
"Aquí mostramos que los adolescentes populares reportaron una duración de sueño más corta. En particular, las chicas populares -pero no los chicos- reportaron más síntomas de insomnio", señala la doctora Serena Bauducco, investigadora del sueño en la Universidad de Örebro (Suecia) y primera autora del artículo. "Lo más interesante es que la popularidad también parece afectar negativamente el sueño tanto antes como después de la llegada de los teléfonos inteligentes".
En una muestra de más de 1.300 adolescentes suecos, casi la mitad de ellos mujeres, los investigadores examinaron si la popularidad coincidía con una menor duración del sueño. Pidieron a los adolescentes que nominaran hasta tres amigos, y aquellos que recibieron la mayor cantidad de nominaciones fueron definidos como más populares. Estos adolescentes durmieron menos que sus compañeros, los más populares hasta 27 minutos.
Cuando los investigadores observaron a niños y niñas por separado, también encontraron una correlación entre la popularidad y los síntomas de insomnio: las niñas más populares experimentaron más síntomas de insomnio, como dificultades para conciliar o permanecer dormidos o despertarse demasiado temprano. Los chicos populares no experimentaron estos síntomas en la misma medida.
Estas diferencias sexuales aún no se comprenden completamente, pero el hecho de que niños y niñas tengan diferentes comportamientos de amistad podría ofrecer ideas. "Las niñas expresan más cuidado y preocupación con sus amigos y participan en conductas de ayuda más que los niños. Esto podría significar que tienen estas preocupaciones cuando llega el momento de conciliar el sueño", explica Bauducco.
"También vemos que la popularidad se ha asociado con un peor sueño, tanto antes como después del desarrollo de la tecnología de comunicación portátil", comenta Bauducco. Esto sugiere que pueden no ser los teléfonos inteligentes los que hacen que los adolescentes populares duerman menos; en cambio, podrían estar en juego otros mecanismos.
Los investigadores especulan que más amigos pueden significar más tiempo dedicado a ellos, lo que podría resultar en menos tiempo para dormir. Una mayor inversión emocional también podría provocar dificultades para dormir. Ambas explicaciones se aplicarían a épocas anteriores y posteriores a que los teléfonos inteligentes se volvieran comunes. Sin embargo, esto debe investigarse en detalle, dijeron los investigadores.
Los investigadores creen que discutir las normas sociales sobre el sueño y las expectativas de los compañeros a la hora de acostarse es un componente que falta en las intervenciones existentes para el sueño de los adolescentes. Además, se necesitan más investigaciones para examinar la relación mutua entre la conexión social y el sueño y arrojar luz sobre las diferencias sexuales descubiertas.