MADRID, 21 Jun. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del University College de Londres, Reino Unido, han visto en un curioso estudio que en los adolescentes son más eficaces aquellos métodos de aprendizaje basados en un sistema de recompensa que los basados en castigos.
El estudio, cuyos resultados publica la revista 'PLOS Computational Biology', pretendía observar si hay diferencias entre adolescentes y adultos a la hora de tomar decisiones y para ello incluyeron 18 voluntarios de 12 a 17 años y 20 de 18 a 32 años que tenían que elegir entre diferentes símbolos abstractos que se asociaban a una probabilidad fija de recibir una recompensa, un castigo o nada.
A medida que avanzaba la prueba los participantes iban aprendiendo qué símbolos podrían asociarse con cada resultado e iban adaptando sus decisiones a esta experiencia previa. Aunque tanto adolescentes como adultos eran igual de buenos a la hora de aprender los símbolos asociados a la recompensa, los adolescentes tenían más problemas para evitar los asociados al castigo.
De igual modo, los adultos también se manejaron significativamente mejor cuando después de cada elección eran informados de lo que habría ocurrido si hubieran elegido otro símbolo, mientras que los adolescentes no parecían tener en cuenta esta información.
"A partir de este estudio podemos sacar conclusiones sobre el aprendizaje durante la adolescencia ya que muestra como adolescentes y adultos aprenden de diferentes maneras, lo que puede ser relevante para la educación", ha destacado Stefano Palminteri, investigador del Instituto de Neurociencia Cognitiva del University College que ahora trabaja en la Escuela Normal Superior de París (Francia).
De este modo, ha añadido, han visto que, "a diferencia de los adultos, los adolescentes no son tan buenos para aprender a modificar sus decisiones y evitar el castigo, lo que sugiere que los sistemas de incentivos basados en la recompensa en lugar de castigo pueden ser más eficaces para este grupo de edad", ha explicado.
Un hallazgo que, como ha añadido Sarah-Jayne Blakemore, también autora del estudio, puede ser "útil para los padres y maestros para encauzar la educación en términos más positivos".