MADRID, 20 May. (EUROPA PRESS) -
La actitud puede estar influenciada tanto por la sensación que se experimenta como por lo que se imagina, según han comprobado un equipo de investigadores del Max Planck Institute for Human Cognitive and Brain Sciences de Alemania, en un trabajo publicado en la revista 'Nature Communications'.
En el trabajo, los expertos pidieron a diversos participantes que nombraran a personas que les gustaban muchos y a otras que no les gustaban nada, así como lugares que considerasen neutrales. Posteriormente, y mientras se les sometía a un escáner de resonancia magnética, se les pidió que imaginasen cómo pasarían el tiempo con una persona muy querida en un lugar neutro.
Después de la exploración por resonancia magnética, los científicos pudieron determinar que las actitudes de los participantes hacia los lugares habían cambiado, dado que los lugares neutrales que se habían imaginado con personas que querían o gustaban, ahora los consideraban más atractivos que al comienzo del estudio.
"El simple hecho de imaginarse interactuar con una persona muy querida en un lugar neutral puede transferir el valor emocional de la persona a este lugar, sin ni siquiera tener que experimentar el episodio en realidad", han dicho los investigadores.
Además, los expertos pudieron mostrar cómo funciona este mecanismo en el cerebro. La corteza prefrontal ventromedial juega un papel importante en este proceso, ya que es donde se almacena la información sobre personas concretas y lugares del entorno. Pero esta región también evalúa cuán importantes son las personas y los lugares para cada uno,
De hecho, cuando los participantes pensaron en una persona que les gustaba más, los científicos vieron signos de mayor actividad en esa región. "En nuestro estudio hemos mostrado cómo las imaginaciones positivas pueden conducir a una evaluación más positiva de nuestro entorno", han zanjado los expertos.