MADRID, 21 Nov. (EUROPA PRESS) -
La intimidación y la violencia en el lugar de trabajo pueden aumentar el riesgo de diabetes tipo 2, tanto para hombres como para mujeres, según revela una nueva investigación publicada en 'Diabetologia', la revista de la Asociación Europea para el Estudio de la Diabetes (EASD, por sus siglas en inglés).
Los análisis previos han señalado que los problemas, como la inseguridad laboral y las largas horas de trabajo, con los consiguientes impactos psicológicos, están asociados con un riesgo moderadamente más alto de diabetes. También se ha demostrado que la intimidación y la violencia pueden afectar a los recursos personales, como la autoestima y la capacidad de enfrentarse a la situación.
En este estudio, llevado a cabo por Tianwei Xu, del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca, y colaboradores de Dinamarca, Suecia y Finlandia, se consideraron las posibles relaciones entre la intimidación en el lugar de trabajo o la violencia y el riesgo de diabetes.
La población del estudio se derivó de cuatro estudios de cohorte: 'Swedish Work Environment Survey' (SWES), 'Swedish Longitudinal Occupational Survey of Health' (SLOSH), 'Finnish Public Sector Study' (FPS) y 'Danish Work Environment Cohort Study' (DWECS). Se emplearon cuestionarios para establecer la exposición al acoso en el lugar de trabajo, definido como conducta descortés o negativa de colegas y violencia en el lugar de trabajo, definida como el objetivo de acciones violentas o amenazas de violencia en los 12 meses anteriores.
El estudio incluyó a personas empleadas y de edades comprendidas entre 40 y 65 años; excluyendo a los participantes más jóvenes para minimizar la posible inclusión de personas con otras afecciones, como la diabetes tipo 1. Las personas diagnosticadas con diabetes al inicio del estudio también se excluyeron. La muestra final consistió en 19.280 hombres y 26.625 mujeres.
La incidencia de diabetes tipo 2 (DT2) se obtuvo de los registros de salud de todo el país utilizando los números de identificación personal únicos para los participantes en cada país. El análisis estadístico incluyó el ajuste por posibles factores de confusión, como el nivel educativo y el estado civil (utilizado como una indicación de apoyo social fuera del trabajo). También se tuvieron en cuenta ajustes por consumo de alcohol, problemas de salud mental e índice de masa corporal (IMC), aunque los autores observan el posible vínculo causal entre las relaciones interpersonales negativas en el lugar de trabajo y estos factores.
CAMBIOS POR LAS HORMONAS DEL ESTRÉS, POSIBLE VÍA CAUSAL
El 9 por ciento de los participantes informaron de estar expuestos a la intimidación en el lugar de trabajo. Durante un seguimiento promedio de 11,7 años, se identificaron 1.223 casos incidentes de DT2. Después del ajuste, ser acosado en el trabajo se asoció con un 46 por ciento más de riesgo de DT2 (61 por ciento para los hombres y 36 por ciento para las mujeres).
El ajuste por el consumo de alcohol y las dificultades de salud mental no afectaron a esta relación. El ajuste para el IMC eliminó un tercio del incremento del riesgo. Alrededor del 12 por ciento de los participantes había experimentado violencia o amenazas de violencia en los últimos 12 meses.
Durante un seguimiento promedio de 11,4 años, se encontró que 930 participantes tenían DT2. Después de ajustar los factores de confusión, la violencia en el lugar de trabajo se asoció con un 26 por ciento más de riesgo de diabetes, tanto en hombres como en mujeres. Nuevamente, el ajuste por el consumo de alcohol y los problemas de salud mental no afectaron a este resultado.
Los autores señalan que, si bien la intimidación y la violencia representan relaciones interpersonales negativas, parecen constituir conceptos diferentes y son factores estresantes sociales distintos. La intimidación es una agresión psicológica, que incluye comportamientos como críticas injustas, aislamiento y tareas humillantes. La mayoría de las veces es perpetrada por personas del entorno, como colegas. La violencia, por otro lado, es más probable que implique actos físicos como empujar o patear, o la amenaza, y generalmente es perpetrada por personas externas, como clientes, pacientes, etcétera. La intimidación y la violencia son comportamientos distintos y, por consiguiente, las emociones que las inducen pueden ser diferentes.
"Ser intimidado es considerado como un estresante social severo que puede activar la respuesta al estrés y conducir a una gama de procesos biológicos aguas abajo que pueden contribuir al riesgo de diabetes", dicen los autores, apuntando que los cambios causados por las hormonas del estrés pueden ser una posible vía causal. Además, los cambios metabólicos y la obesidad pueden ser un mecanismo para elevar el riesgo, ya que la respuesta al estrés puede estar vinculada con la regulación endocrina del apetito y/o porque la intimidación o violencia laboral y la experiencia emocional negativa resultante pueden inducir comportamientos de consuelo mediante la alimentación.
Los investigadores afirman: "Existe una asociación moderada y robusta entre el acoso en el lugar de trabajo, la violencia y el desarrollo de diabetes tipo 2. Como el acoso y la violencia o amenazas de violencia son comunes en el lugar de trabajo, sugerimos que deben estudiarse las políticas de prevención como una posible manera de reducir este riesgo".