MADRID 29 May. (EUROPA PRESS) -
Las mujeres que de niñas han sufrido algún tipo de violencia física o sexual son más propensas a ser adictas a la comida cuando sean adultas, según los resultados de un nuevo estudio publicado en la revista 'Obesity' que podría ofrecer nuevos datos sobre las causas de esta adicción de cara a mejorar su tratamiento.
Las encuestas nacionales en Estados Unidos indican que más de un tercio de las mujeres experimentan algún tipo de abuso físico o sexual antes de cumplir 18 años de edad. Además, la investigación muestra que tales abusos en la infancia tiene consecuencias no sólo para la salud mental de las mujeres, sino también para su salud física.
De hecho, ya hay varios estudios que han documentado una relación entre el abuso infantil y una obesidad posterior, posiblemente porque el estrés puede llevar a uno a comer en exceso alimentos con alto contenido de azúcar o de grasa "de una manera incontrolada".
Estos estudios previos llevaron a la investigadora Susan Mason, del Brigham and Women's Hospital y la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard en Boston, a buscar una relación entre el abuso infantil y un comportamiento alimenticio adictivo en las mujeres.
Para ello estudiaron a 57.321 adultos participantes en el Estudio de Salud de las Enfermeras II, que analizaba los antecedentes de abuso infantil físico y sexual en 2001 y la adicción alimentaria en 2009.
El análisis reveló que la adicción a la comida era "relativamente común" entre las mujeres del estudio, presente en el 8 por ciento de las participantes.
Sin embargo, las mujeres que habían sufrido un abuso físico o sexual antes de los 18 años tenían el doble de probabilidades de tener una adicción a la comida de adultas, y la probabilidad se incrementó aún más cuando el abuso se produjo durante la niñez. Además, estas presentaban un peso mayor que quienes no tenían tal adicción.
Mason y su equipo advierten de que los resultados del estudio son exploratorios y se necesitan más datos para establecer una relación de causalidad entre ambos factores. Pero si se confirma, añaden, el siguiente paso será encontrar cómo reducir el riesgo de adicción.
"Las mujeres con un trauma previo muestran una propensión a comer sin control, lo que podría ser clave para los programas de prevención, mientras que en las mujeres obesas se debería indagar por si hay un trauma previo que suponga un obstáculo psicológico para perder peso", ha dicho.