MADRID, 12 Dic. (EUROPA PRESS) -
Las personas que sufren lesiones lo bastante graves como para requerir tratamiento hospitalario y están intoxicadas o padecen un trastorno por consumo de alcohol tienen un riesgo cinco veces mayor de morir al año siguiente, según un estudio publicado en el 'Journal of Studies on Alcohol and Drugs'.
"Las lesiones son uno de los peligros más inmediatos del consumo problemático de alcohol --alerta la investigadora principal, la doctra Sidra Goldman-Mellor, del Departamento de Salud Pública de la Universidad de California (Estados Unidos)--. Además de sufrir lesiones por accidentes de tráfico y caídas, algunas personas pueden resultar heridas en peleas o incluso autolesionarse después de haber bebido".
Sin embargo, añade que en realidad se sabe muy poco sobre lo que les ocurre a las personas con un trastorno por consumo de alcohol después de haber sufrido una lesión grave. "Así que quisimos investigar el resultado más importante de todos: qué probabilidades tenían de morir", recuerda.
Para estudiarlo, Goldman-Mellor y sus colegas examinaron los datos de los 10 millones de visitas a urgencias de residentes de California mayores de 10 años entre 2009 y 2012. De estos pacientes, 262.222 sufrieron una lesión no mortal y tenían un diagnóstico de trastorno por consumo de alcohol o estaban intoxicados en el momento de la lesión.
La mayoría (76,9%) de estas lesiones fueron codificadas como no intencionales, con un 13,2% adicional debido a asalto, 7,9% a autolesiones y 2,1% debido a intención indeterminada.
A los 12 meses de su visita al hospital, 13.175 de estos pacientes habían fallecido, más del 5%, con una tasa de mortalidad total de casi 5.205 por cada 100.000 habitantes. Los investigadores determinaron que esta tasa es más de cinco veces superior a la del resto de la población de California, emparejada por edad, sexo, raza y etnia, todos ellos factores determinantes del riesgo de mortalidad.
Goldman-Mellor afirma que ella y sus colegas se vieron impulsados a estudiar este tema por la evidencia de que el consumo de alcohol -incluido el consumo problemático- ha aumentado en los últimos años, especialmente durante la pandemia. Y reconoce que sus hallazgos les sorprendieron.
"Las lesiones asociadas a los trastornos por consumo de alcohol son un problema de salud pública por derecho propio, pero ahora sabemos que también se asocian a un riesgo de muerte sustancialmente mayor --afirma Goldman-Mellor--. "a mayoría de las personas que luchan contra el consumo abusivo de alcohol no reciben la ayuda que necesitan".
El equipo no pudo examinar qué les ocurría a los pacientes tras el alta, pero sospecha que muchos ya estaban bastante enfermos cuando llegaron inicialmente al hospital, y que la salud de los pacientes empeoró después.
Goldman-Mellor señala a los propios servicios de urgencias como un lugar en el que las personas con problemas de alcohol podrían obtener ayuda adicional. Señala que algunos servicios de urgencias pueden poner en contacto a los pacientes con recursos como programas ambulatorios que integran el tratamiento del consumo de sustancias con la atención primaria habitual para enfermedades crónicas como las cardiopatías, la diabetes y las enfermedades hepáticas.
"Esperemos que estudios como el nuestro sirvan para aumentar los recursos destinados a poner a todos estos pacientes en contacto con una atención integral, tanto para su consumo de sustancias como para su salud en general", confía.