MADRID 28 Oct. (EUROPA PRESS) -
El ictus es la tercera causa de muerte en el mundo desarrollado y la primera causa de invalidez en edad adulta y, aunque es una enfermedad cerebrovascular que llega "sin previo aviso", su abordaje precoz en las primeras horas es clave para restablecer el flujo cerebral y evitar secuelas.
"Cuanto antes mejor, porque cada minuto cuenta a la hora de conducir al restablecimiento precoz del flujo cerebral y evitar secuelas", según ha asegurado el neurólogo de Hospital Quirón Málaga Carlos de la Cruz, con motivo del Día Mundial del Ictus que se celebra mañana martes.
Para este rápido abordaje, es necesario reconocer y reaccionar rápidamente ante un Ataque Isquémico Transitorio (AIT) o Ictus, cuyos síntomas pueden desaparecer incluso en minutos y "a los que no se da la importancia que tienen".
Según advierte, un ictus se puede manifestar por "la pérdida de fuerza en un brazo o una pierna, parálisis facial, afasia o incapacidad temporal para comprender el lenguaje o comunicarse correctamente, pérdida de sensibilidad en una parte del cuerpo, vértigo agudo junto a visión doble o desequilibrio agudo, o pérdida de visión en un ojo durante unos minutos".
El ictus agudo (no transitorio) se da en el 85 por ciento de los casos por el bloqueo agudo de una arteria que deja sin riego una parte del cerebro, por lo que, para su tratamiento, cada minuto es oro.
"Si no se interviene en las primeras seis horas, lo único que puede hacer el neurólogo es tratar de mejorar las funciones vitales del paciente y establecer un programa de rehabilitación", apunta el jefe de Neurología del Hospital Quirón Marbella, Manio von Maravic.
Si con todo ello, el establecimiento del déficit no pudiera evitarse, aún puede el paciente beneficiarse de las estrategias de minimización de las secuelas, como la fisioterapia precoz, la logopedia, la terapia ocupacional o la atención psicológica especializada. Y por supuesto, "un amplio y exhaustivo estudio de las causas del ictus, para confeccionar un plan de prevención secundaria a medida de cada paciente, que reduzca lo máximo posible el riesgo de un nuevo acontecimiento", apunta este neurólogo.