Nace la Unidad de Cardiopatía Congénita del Adulto de Sanitas Hospitales
MADRID, 22 May. (EUROPA PRESS) -
El 90 por ciento de los niños tratados por cardiopatía congénita alcanza la edad adulta gracias al desarrollo de la cirugía cardiaca pediátrica y de las técnicas percutáneas, según señala el cardiólogo infantil y coordinador de la Unidad de Cardiopatía Congénita del Adulto de Sanitas Hospitales, el doctor Federico Gutiérrez Larraya.
Para el responsable de este nuevo área de la compañía, sin embargo, estos pacientes requieren de una atención específica. De cualquier forma, se congratula de que la supervivencia haya mejorado gracias también "a los avances en diagnóstico y cuidados postoperatorios".
Con este objetivo nace esta unidad, que pretende "dar atención integral y especializada a los adultos afectados por este tipo de malformaciones cardiacas de nacimiento". Con ella, que cuenta con la participación conjunta de los hospitales de La Moraleja y La Zarzuela (ambos situados en Madrid), se permite "dar continuidad al tratamiento pediátrico de esta patología una vez que los pacientes cumplen 18 años".
En este sentido, Gutiérrez Larraya afirma que la mayoría de los casos de cardiopatía congénita "se diagnostican y tratan en la infancia" pero, al llegar a la edad adulta, siguen necesitando "un control y tratamiento". Por ello, y porque un ambiente pediátrico "no es el más adecuado", es necesario un abordaje específico de estos pacientes "en una unidad especializada".
AFECTA A 10 DE CADA MILLAR DE RECIÉN NACIDOS VIVOS
Ahondando en estas complicaciones, el experto de Sanitas Hospitales manifiesta que las cardiopatías congénitas "son malformaciones estructurales del corazón y/o de los grandes vasos", siendo además una de las patologías de nacimiento más frecuentes, ya que su incidencia es de "10 de cada 1.000 recién nacidos vivos".
Éstas pueden ser de gravedad, circunstancia que se produce en un tercio de los casos, o quedarse en pequeños defectos a nivel de los tabiques auricular o ventricular. En cualquier caso, los menores diagnosticados "deben asistir a revisiones cardiológicas de forma periódica", expone.
Debido a ello, establecen "una relación estrecha" con los profesionales médicos a lo largo de los años, aspecto que Gutiérrez Larraya considera "fundamental" para la unidad recién creada.