MADRID 27 Oct. (EUROPA PRESS) -
El presidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN), el doctor Jesús Porta-Etessam, ha destacado este lunes que el 90 por ciento de los ictus podrían evitarse con hábitos de vida cerebro-saludables y mediante el control de factores de riesgo modificables, motivo por el que ha señalado que está "en manos de todos" reducir el número de accidentes cerebrovasculares.
"Alrededor del 90 por ciento de los ictus se podrían evitar llevando a cabo hábitos de vida cerebro-saludables y controlando los factores de riesgo modificables. Por lo que está en manos de todos tratar de reducir el número de ictus que se producen cada año", ha advertido Porta-Etessam durante una jornada organizada por la SEN y la Fundación Freno al Ictus, junto al Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN (GEECV-SEN) y con la colaboración de la Fundación Gmp.
Tras ello, ha advertido de que, en caso de no revertir la actual tendencia, hasta el 25 por ciento de los españoles acabará sufriendo un ictus a lo largo de su vida, por lo que ha incidido en la importancia de la prevención y de la educación sanitaria desde edades tempranas.
Durante el evento, celebrado de cara al Día Mundial del Ictus, que se conmemora este miércoles, también ha intervenido la neuróloga del Hospital Universitario de Cruces de Bilbao y coordinadora del Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares de la SEN (GEECV-SEN), la doctora María del Mar Freijo Guerrero, quien ha señalado el "enorme impacto social" del ictus en España.
"Provoca cerca de 120.000 nuevos casos al año y constituye la primera causa de muerte en mujeres y la principal causa de discapacidad adquirida en adultos. Aunque la mortalidad ha disminuido en las últimas dos décadas gracias a los avances terapéuticos -como la trombólisis y la trombectomía-, el número de personas que viven con secuelas crónicas aumenta debido al envejecimiento de la población y a una mayor supervivencia tras el episodio", ha detallado Freijo.
Tras ello, ha señalado que las previsiones apuntan a que la incidencia del ictus crecerá un 81 por ciento y la prevalencia un 71 por ciento para 2050, con especial impacto en mujeres mayores de 80 años y hombres de entre 70 y 79.
"Factores como la hipertensión, el colesterol elevado, la diabetes, el tabaquismo y el sedentarismo siguen siendo determinantes: controlar la presión arterial y el colesterol podría reducir hasta en un 47 por ciento y un 20 por ciento la incidencia del ictus. La prevención, la adherencia a los tratamientos y la innovación tecnológica serán claves para frenar esta tendencia y mejorar la calidad de vida de los pacientes", ha destacado.
LA IMPORTANCIA DE LA REHABILITACIÓN
Por otro lado, la especialista ha recalcado la importancia de abordar la vida después del ictus y de reforzar tanto la rehabilitación como el apoyo sociosanitario y la adherencia terapéutica, unos pilares "esenciales" para reducir la discapacidad y evitar recurrencias.
Un seguimiento coordinado entre Atención Primaria, neurólogos y personal de enfermería es igualmente "fundamental" para garantizar que los pacientes comprendan y mantengan sus cuidados a largo plazo, aunque también ha señalado la importancia de la innovación y la robótica como herramientas que permitirán ofrecer una rehabilitación más personalizada y un acompañamiento continuo a los pacientes y sus familias.
La enfermera referente de cuidados en neurología del Hospital La Fe de Valencia y vocal del grupo GENSEDENE de la Sociedad Española de Enfermería Neurológica, Purificación Enguix Bou, ha abordado el "papel esencial" de los enfermeros en la detección precoz del ictus y en la atención continuada y humanización del cuidado de los supervivientes.
"Los cuidados enfermeros tienen un impacto directo en la evolución de un paciente que ha sufrido un ictus, reducen las secuelas y la mortalidad. El personal de enfermería entrenado y formado en enfermedades cerebrovasculares es el principal activo de las unidades de ictus. Detectar y prevenir complicaciones en la fase subaguda es una tarea enfermera: acompañamos, velamos y enseñamos al paciente y su familia, detectando necesidades y transformándolas en soluciones", ha afirmado Enguix.
En relación a ello, diferentes expertos han puesto de relieve la necesidad de reforzar la continuidad asistencial, ofrecer mayor apoyo psicosocial a pacientes y cuidadores, y promover una sociedad más inclusiva y empática con las secuelas invisibles del ictus.
La trabajadora social y responsable de proyectos de inclusión de la Fundación Freno al Ictus, Claudia Trujillo, ha subrayado la importancia de "conectar" el sistema sanitario y el sistema social para garantizar una continuidad asistencial de calidad que cubra las necesidades de los pacientes en cualquier fase de la enfermedad.
Mientras tanto, la neuróloga de la Unidad de Patología Cerebrovascular del Hospital Universitario Clínico San Carlos (Madrid) y coordinadora científica de la Estrategia en Ictus del Sistema Nacional de Salud, la doctora Patricia Simal, ha hablado sobre la importancia de aprender sobre la experiencia de los pacientes.
"El ictus es una enfermedad que nos puede tocar a todos y, detrás de cada caso, hay una historia de vida, no solo un diagnóstico. Como profesionales, tenemos mucho que ofrecer, pero también mucho que aprender de quienes lo han vivido en primera persona. Estos espacios de diálogo ponen en valor la necesidad de construir juntos una atención más coordinada, integral y humana", ha añadido.
DAR UNA RESPUESTA A LAS SECUELAS A TRAVÉS DE LA UNIÓN DE FUERZAS
La jornada también ha contado con el presidente de la Fundación Freno al Ictus, Julio Agredano Lozano, quien ha destacado la importancia de "sumar fuerzas" entre profesionales, pacientes, familias e instituciones para dar una "respuesta real" a las secuelas del ictus.
Agredano también ha incidido en que el ictus y sus secuelas requieren un abordaje integral en el que intervienen neurólogos, médicos rehabilitadores, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, psicólogos y neuropsicólogos, además de los tratamientos farmacológicos, la tecnología de apoyo y la cirugía, cuando es necesaria.
Por su parte, la bailarina, actriz y superviviente de ictus, Yolanda Torosio, ha hablado sobre su experiencia con las secuelas del ictus, compartiendo su historia y el papel del arte y la danza en su proceso de rehabilitación.
"Aprendí que el universo multiplica aquello en lo que pones tu foco, por eso elegí mirar lo que tengo y no lo que me falta. Que lo más valioso es, casi siempre, lo más sencillo. Que la gratitud transforma y te hace vivir más de verdad. Y que, incluso del limón más amargo, se puede hacer la mejor limonada. Dejé de identificarme con lo que creía ser para abrazar con ternura a esa niña que soñaba con bailar y seguir creyendo en todo lo que aún está por llegar", ha expuesto Torosio.
El evento ha contado con el apoyo de Fundación Gmp, AbbVie, Sanofi, Novo Nordisk, Omron, Boehringer Ingelheim, Daiichi Sankyo, Bristol Myers Squibb-Pfizer, Novartis e Ipsen.