MADRID 27 Ene. (EUROPA PRESS) -
El 90 por ciento de las compañías biotecnológicas ha mantenido su actividad durante el estado de alarma y no tuvo que reducir su plantilla, según una encuesta realidad por la Asociación Española de Bioempresas (AseBio).
Además, la mitad de los encuestados han reorientado su actividad hacia la Covid-19 para dar respuesta, lo antes posible y a pesar de las dificultades para acceder a muestras biológicas al principio de la pandemia, a la emergencia sanitaria y siguen inmersos en esa carrera.
El acceso a financiación privada ha sido estable, según reflejan las respuestas de la encuesta de AseBio. Asimismo, cerca del 60 por ciento de los encuestados no ha sufrido un impacto negativo en los ingresos y la mayoría tiene una visión positiva respecto a su facturación a largo plazo.
"La crisis sanitaria ha puesto de relieve la resiliencia del sector biotecnológico español y su capacidad de respuesta. Estamos listos para contribuir a la recuperación social y económica del país, sobre bases más fuertes y sostenibles", ha destacado el director general de AseBio, Ion Arocena.
El 40 por ciento restante sí ha sufrido impacto en sus ingresos y ha tenido dificultades para acceder a instrumentos de ayuda a la I+D. Además, los socios de AseBio no han salido indemnes de la crisis sanitaria que ha impactado fundamentalmente a los proyectos de investigación de las empresas.
El ritmo de desarrollo de los proyectos I+D y de los ensayos clínicos se ha visto bastante afectado, ya que más de la mitad (55%) afirma que la emergencia sanitaria ha afectado al tiempo de realización y el 71 por ciento asegura que la investigación clínica ha sufrido un impacto negativo.
Ahora bien, la Covid-19 ha hecho que el sistema sanitario se haya tenido que volcar en la pandemia y ha dificultado el normal desarrollo de ensayos clínicos en otras indicaciones. Casi el 60 por ciento de los socios de AseBio reconocen, por ejemplo, que hubo retrasos en el reclutamiento de pacientes para sus ensayos.
La pandemia también ha obligado a las empresas a adaptar sus jornadas (70%) y a recurrir a formaciones en nuevas tecnologías digitales (40%) para hacer frente a las consecuencias de la pandemia. Tan solo un nueve por ciento ha tenido que recurrir a un ERTE.