MADRID, 10 Feb. (EUROPA PRESS) -
El 71 por ciento de los españoles prefiere automedicarse antes que esperar a ser atendido en un centro de salud, de los cuales un 24 por ciento afirma haberse equivocado eligiendo el medicamento, según se desprende del estudio 'Los españoles y la medicina a domicilio', realizado por 'MiMedicus'.
Este análisis se ha elaborado a través de encuestas personalizadas realizadas a una muestra del total de personas que han utilizado MiMedicus durante 2019. A través de estas entrevistas, se han descubierto los hábitos y las conductas de los pacientes españoles respecto al acceso y uso de su herramienta de atención domiciliaria.
Evitar las listas de espera no es el único motivo que induce a utilizar medicamentos por iniciativa propia sin que haya un diagnóstico de la enfermedad ni prescripción o supervisión del tratamiento por parte del médico. Y es que, según el trabajo, los desplazamientos hasta el centro de salud y el riesgo de infección son el segundo y el tercer motivo que arguyen este 71 por ciento que decide decantarse la automedicación o practicarla con las personas que tienen bajo su cuidado, como son niños o ancianos.
"Los niños y las personas mayores son grupos de población especialmente vulnerables, por ello, automedicarlos es una práctica especialmente irresponsable. La decisión de automedicarles se fundamenta en la interpretación subjetiva que hacen de los síntomas sus familiares o cuidadores. Y, lejos de contribuir a una correcta salud del menor o de la persona mayor, puede derivar en unos potenciales efectos adversos difíciles de prever. Es decir, expone a la persona a padecer efectos adversos sin que haya beneficio curativo", ha explicado la cofundadora de 'MiMedicus', Estela Lladó-Carbó.
En el caso de los menores, prosigue, la automedicación puede enmascarar o alterar la evolución natural de la enfermedad y, con ello, dificultar su diagnóstico. "En el caso de las personas mayores de 65 años, cabe subrayar que, por efecto del propio proceso de envejecimiento, son más vulnerables a las enfermedades, por lo que suelen consumir de 2 a 3 veces más medicamentos que el promedio de la población general. Por ello tienen más posibilidades de sufrir reacciones debidas a interacciones medicamentosas", ha apostillado Lladó-Carbó.