MADRID, 28 Oct. (EUROPA PRESS) -
El 66 por ciento de los pacientes con patología dual presenta trastorno de sueño y se asocian con recaídas en las adicciones en el 50 por ciento, según ha comentado la psiquiatra de la Unidad Multidisciplinar de Sueño del Hospital Universitario Son Espasses de Palma de Mallorca, Francesca Cañellas, en el simposio 'Trastornos del sueño y Patología Dual', perteneciente al programa del 24 Congreso de Patología Dual.
De hecho, numerosos estudios han demostrado en los últimos años la relación bidireccional existente entre el sueño y la salud mental. Las alteraciones del sueño deterioran la salud mental mientras que en los pacientes con trastornos psiquiátricos son frecuentes los problemas de sueño, especialmente el insomnio.
"Según la evidencia científica existente, se estima que alrededor del 80 por ciento de los pacientes con trastornos mentales durante la fase aguda y aproximadamente el 30 por ciento durante el seguimiento presentan insomnio. Otros estudios epidemiológicos han demostrado también que el insomnio precede la depresión. Durante la fase depresiva, un 90% de los pacientes presentan insomnio y el 10 por ciento presentan hipersomnia, una característica de las depresiones bipolares. La no restauración del sueño tras un episodio depresivo se asocia también con una mayor probabilidad de recaídas", ha afirmado.
Esa estrecha relación entre sueño y salud mental se extiende también a la Patología Dual, la coexistencia de adicciones y otros trastornos mentales, tal y como también ha confirmado durante el mismo simposio el presidente de la Sociedad Española de Patología Dual (SEPD), Carlos Roncero.
"Las alteraciones del sueño en ocasiones producen otros trastornos mentales como ansiedad o depresión; y empujan al consumo de sustancias legales como los fármacos hipnosedantes o el alcohol o de sustancias ilegales como el cannabis que, en apariencia, puede parecer que mejoran la capacidad para conciliar el sueño, pero que a medio y largo plazo tienen efectos absolutamente distorsionadores de la arquitectura del sueño y pueden acabar generando un trastorno por consumo de sustancias. En la dirección contraria, en las personas que tienen un trastorno por consumo de sustancias y que, a su vez, tienen otro trastorno mental, uno de los síntomas frecuentes son los trastornos del sueño, principalmente el insomnio. De hecho, estudios a nivel nacional e internacional han demostrado que la presencia de alteraciones de sueño es un factor de riesgo para la recaída en el consumo y para la mala evolución de la psicopatología", ha reflexionado el doctor Roncero.
Es, prosigue, un "círculo vicioso difícil de romper" en el que se unen alteraciones mentales, consumo de sustancias, patología dual y, a su vez, trastornos del sueño que potencian y multiplican las adicciones y/o los otros trastornos mentales. Por ello, el experto ha reivindicado la necesidad de formación en medicina del sueño entre los profesionales del ámbito de la salud mental para que desde consulta se puedan evaluar con profundidad las alteraciones del sueño de los pacientes con patología dual.
"La psicoeducación y los consejos de buenos hábitos de descanso son importantes para romper algunas dinámicas inadecuadas de los pacientes, pero probablemente eso no será suficiente en la mayor parte de los casos, en los que habrá que hacer un abordaje farmacológico complementado con una terapia cognitivo-conductual, que han demostrado eficacia en la regulación del ciclo sueño-vigilia", ha recomendado el presidente de la SEPD, que ha querido mostrarse optimista por las "prometedoras" novedades farmacológicas que podrían estar disponibles en los próximos años para abordar los problemas de sueño en pacientes con Patología Dual.
Finalmente, ha informado de que ls datos preclínicos y la experiencia en Estados Unidos parecen indicar que los fármacos que actúan como antagonistas de los receptores de orexina no generan problemas de adicción y de mal uso, a diferencia de lo que sí ocurre con los fármacos utilizados en la actualidad, fundamentalmente hipnosedantes como las benzodiacepinas que, aunque inicialmente pueden ayudar a mejorar las dificultades del insomnio, a medio y largo plazo pueden acabar produciendo problemas de consumo compulsivo, por lo que deben utilizarse con "muchas precauciones" en los pacientes con patología dual.