MADRID 15 Dic. (EUROPA PRESS) -
Más de la mitad de los niños que padecen Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) mantienen dicho trastorno en la adolescencia, según destacaron varios expertos durante el seminario 'Crecer con Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad: el paciente adolescente. Una historia multifacética', organizado por Lilly en Madrid.
Según informó esta farmacéutica en un comunicado, durante la jornada se ha puesto de manifiesto que el TDAH afecta a diversos aspectos vitales del adolescente que lo padece, tales como problemas académicos, dificultad para relacionarse, pérdida de autoestima, agresividad o consumo de tóxicos.
En concreto, entre sus consecuencias, cabe destacar que se duplican las posibilidades de ser detenido y aumenta en un 78 por ciento el riesgo de ser fumador. Asimismo, multiplica por cuatro el riesgo a padecer una enfermedad de transmisión sexual y triplica la probabilidad de estar desempleado.
Asimismo, en la adolescencia los síntomas esenciales del TDAH evolucionan y se muestran de manera diferente respecto a la infancia ya que, mientras que la hiperactividad "disminuye en apariencia", "el déficit de atención se acentúa y se presenta con conductas de evitación o fobias ante actividades de esfuerzo cognitivo o que exijan planificación por pasos".
Del mismo modo, la impulsividad, según el desarrollo del carácter, se traduce como síntoma neurótico (depresión, ansiedad) o como tendencia disocial (delitos, fugas, drogas, sexo precoz).
FACTOR GENÉTICO
El elevado factor genético de la aparición del TDAH es otro de los aspectos que se ha destacado. Según datos científicos actuales, es la genética la que determina que un niño desarrolle este trastorno. De hecho, en el entorno familiar de estos pacientes existe más riesgo de que se detecten otros casos.
En concreto, cuando se diagnostica que un niño tiene TDAH, existe un 25 por ciento de posibilidades de que sus padres también lo tengan. En cambio, los adultos con este trastorno tienen un 50 por ciento más de probabilidad de que sus hijos también lo desarrollen.
A pesar de ello, hay factores ambientales que modulan o agravan su situación. Tal es el caso del consumo de tóxicos durante el embarazo (tabaco y drogas), que incrementa cinco veces más el riesgo de que el niño tenga TDAH. Por ello, es de suma importancia controlar este consumo durante el embarazo, sobre todo si la madre padece el trastorno.