MADRID, 13 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un 6,5 por ciento de la población española entre 30 y 65 años sufre problemas visuales asociados a la diabetes, una dolencia que puede provocar alteraciones en los vasos sanguíneos del fondo del ojo y, por ende, una pérdida de visión.
Así lo han comentado especialistas de la Unidad de Retina de Clínica Baviera con motivo de la celebración, este martes, del Día Mundial de la Diabetes. Y es que, existen principalmente dos enfermedades asociadas a la diabetes que se vinculan directamente con el sistema visual: la retinopatía diabética y el edema macular diabético.
De hecho, en la actualidad, hay un 30 por ciento de personas con diabetes que sufre alguna de estas dos enfermedades. En concreto, la retinopatía diabética se caracteriza por ocasionar pequeñas inflamaciones y pequeños sangrados en las venas y arterias que se encuentran situadas en el fondo de ojo.
Debido a la falta de oxígeno en la retina surgen unos vasos sanguíneos anormales (nuevos, pero de mala calidad). Por ello, y con el fin de evitar su aparición, los expertos han destacado la importancia de tener bajo control los índices metabólicos y mantener una coordinación entre el endocrino y el oftalmólogo.
Ahora bien, en caso de que el paciente desarrolle una retinopatía diabética existen diferentes tratamientos, como la fotocoagulación con láser, para frenar la enfermedad.
Asimismo, en el caso de que esta falta de oxigenación se produzca en la mácula (área central de la retina responsable de la visión en detalle) se trataría de un edema macular. Una dolencia que afecta mucho más rápidamente a la visión y que afecta a un 7,9 por ciento de las personas con diabetes, en mayor medida los que tienen diabetes tipo II. Su principal síntoma es que produce la pérdida de la visión central que a veces se manifiesta como una percepción distorsionada de las caras u otros objetos.
Uno de los principales problemas de estas patologías es que el paciente no nota cambios en su visión hasta que no están muy avanzadas y, además, su progresión es rápida. Para diagnosticarlas, los expertos han subrayado la necesidad de realizarse revisiones oftalmológicas en las que se analiza el fondo de ojo al menos una vez al año, o con mayor frecuencia si el especialista ya ha detectado algún problema en el mismo.