MADRID, 19 Dic. (EUROPA PRESS) -
Entre un 40 y un 60 por ciento de los pacientes que se han sometido a una cistectomía, una cirugía que consiste en extraer la vejiga y la próstata con los ganglios linfáticos de la pelvis para intentar curar el tumor vesical infiltrante o en casos de tumor vesical no músculo-infiltrante, presentan complicaciones, especialmente intestinales o infecciosas.
Así se ha puesto de manifiesto durante el primer 'Webinar Iberic Urology', organizado por GSK en Barcelona. La cistectomía es "una cirugía difícil, ya que implica hacer la exéresis amplia de las estructuras y luego la correspondiente reconstrucción para derivar una salida de la orina adecuadamente, por el conducto ileal a la piel o una neovejiga para orinar por la uretra", ha explicado el jefe del servicio de Urología de la Fundación Puigvert, el doctor Joan Palou Redorta.
Aunque la mayoría de estas complicaciones no son importantes, algunas pueden llegar a poner en riesgo la vida de los afectados. "Se debe estar muy alerta en el postoperatorio, ya que es importante detectar las complicaciones de forma rápida para solucionarlas lo antes posible y evitar así repercusiones mayores o la mortalidad", ha agregado el doctor Palou.
El cáncer de vejiga es uno de los más frecuentes entre los hombres en países desarrollados, con una incidencia de 22 casos por cada 100.000 habitantes. La prevalencia es muy alta debido a que un 70 por ciento de estos tumores suelen ser de tipo no músculo-invasivo, es decir, que afectan a pacientes con una alta esperanza de vida pero que van a presentar múltiples recurrencias.
En cuanto a las técnicas para llevar a cabo esta intervención, desde la instauración de las guías europeas sobre tumor vesical los tratamientos se han homogeneizado en Europa. No obstante, sí pueden encontrarse distintos procedimientos diferenciados entre los que facilitan el diagnóstico y los que favorecen el tratamiento, como laparoscopia o robótica.