MADRID, 18 Abr. (EUROPA PRESS) -
Unas 47.000 personas padecen en España cefalea en racimos, especialmente hombres con una edad media de 30 años, si bien también se dan casos en la infancia, adolescencia y vejez, según un informe elaborado por la Fundación del Cerebro de la Sociedad Española de Neurología con motivo de la celebración, este jueves, del Día Nacional de la enfermedad.
Además, cada año aparecen al menos 1.000 nuevos casos de esta enfermedad que en el 80 por ciento de los casos tiene carácter episódico, si bien en un 20 por ciento de manifiesta de forma crónica, es decir, los ataques de dolor de cabeza aparecen de forma ininterrumpida durante más un año sin remisión o con remisiones menores a un mes.
"La cefalea en racimos se caracteriza por la presencia de crisis de dolor unilateral y localizado alrededor del ojo y/o la sien, aunque puede implicar a otras regiones y, en todos los casos, estamos hablando de un dolor intensidad grave, hasta el punto que se la ha denominado como la cefalea 'suicida' por la gran intensidad del dolor", ha explicado el director de la Fundación del Cerebro, Jesús Porta-Etessam.
Asimismo, prosigue, aunque respecto al riesgo de suicidio los porcentajes son "bajos y muy similares" a la población general, es una enfermedad que, por su gravedad, conlleva mucha comorbilidad, sobre todo en el ámbito psiquiátrico y en el abuso de sustancias.
Y es que, sufrir depresión (que aparece en hasta el 43 por ciento de los pacientes) y ansiedad (hasta un 75,5%), junto con presentar agitación o intranquilidad (hasta el 90 por ciento de los pacientes) son los principales aspectos de comorbilidad psiquiátrica que conlleva padecer la enfermedad.
AFECTACIÓN LABORAL Y SOCIAL
Del mismo modo, diversos trabajos han apuntado a que entre los pacientes con cefalea en racimos existe un aumento marcado del consumo de tabaco y algo del alcohol y que también es más frecuente el uso de drogas recreativas, si bien, en un "gran porcentaje", su finalidad suele ser terapéutica.
La afectación laboral es otra de las consecuencias derivadas de esta enfermedad, dado que hasta un 36 por ciento de los pacientes refiere haber perdido su empleo a consecuencia de esta patología y un 32 por ciento confiesa haberlo reducido en al menos la mitad. De hecho, sólo un 38 por ciento de los pacientes aseguran que la enfermedad no interfiere en su desempeño laboral, pero en el 82 por ciento su funcionalidad se ve mermada, y un 40 por ciento de los pacientes con cefalea en racimos asegura que la cefalea ha limitado su carrera profesional.
Por otra parte, el 96 por ciento de pacientes con cefaleas en racimos han tenido que modificar sus estilos de vida, un 78 por ciento reconocen restricciones en las actividades de la vida diaria. "Uno de los factores que más puede menoscabar la calidad de vida es la incapacidad derivada de padecer un dolor crónico, especialmente cuando este impide la realización de actividades o se asocia a comorbilidades. Algo que cobra, si cabe, más relevancia cuando se trata de pacientes en edades muy jóvenes", ha apostillado la coautora del informe, Nuria González García.
Por otra parte, el trabajo ha puesto de manifiesto el "gran retraso" en el diagnóstico y con ello de recibir un tratamiento adecuado. En concreto, sólo el 21 por ciento de los pacientes recibió un diagnóstico adecuado desde el inicio y en el 42 por ciento de los casos la demora diagnóstica fue de 5 años o más y en el 22 por ciento de más de 10 años.
Asimismo, el 37 por ciento de los pacientes nunca han recibido esteroides como tratamiento de transición, el 53 por ciento de los pacientes no habían recibido verapamilo como tratamiento preventivo y el 39 por ciento no han recibido nunca oxígeno como tratamiento, a pesar de ser eficaz para más del 83 por ciento de los pacientes.