Se suele confundir con cólicos, gastroenteritis o terrores nocturnos
MADRID, 5 Nov. (EUROPA PRESS) -
Casi la mitad (44%) de los diagnósticos erróneos del denominado Síndrome de West se deben a que el médico 'no dan crédito' a los padres cuando le indican los síntomas que han percibido o a que 'no se le hicieron al bebé las pruebas necesarias' (27%), según la encuesta realizada entre las 200 familias de la Fundación Síndrome de West, presentada en el III Congreso Internacional de esta organización, que se celebra entre hoy y mañana en Madrid.
El Síndrome de West es un tipo de epilepsia infantil con hasta 200 causas descritas, que provoca retraso mental y problemas motores y suele manifestarse entre los tres y los seis meses de vida del bebé, a través de espasmos, descenso del tono muscular y aislamiento. El 68 por ciento de estos pacientes acaban siendo grandes dependientes.
Según este trabajo, los médicos suelen confundir este síndrome con el cólico del lactante (40%); con gastroenteritis, espasmos del sueño o reflujos (29%); terror nocturno (11%) o convulsiones febriles (4%).
Esta situación provoca que, en algo más de un tercio de los casos (37%), se produzcan diagnósticos sucesivos de distintos síndromes y que se retrase el diagnóstico y tratamiento de esta enfermedad, en la que cada ataque deteriora el cerebro del recién nacido.
Así, casi la mitad (45%) de bebés con Síndrome de West en España tuvieron que esperar a la segunda (19%), tercera (16%) y hasta la cuarta consulta o más (10%) para conseguir un diagnóstico correcto.
Además, cerca de uno de cada tres (37%) bebés es diagnosticado 'entre el sexto y el noveno mes de vida' (27%) o 'tras cumplir los nueve meses' (10%), mientras que otro 32 por ciento de casos recibe su diagnóstico 'entre el tercero y sexto mes de vida'. Sólo uno de cada cuatro casos se detecta en el mismo momento del nacimiento.
LA CLAVE DEL DIAGNÓSTICO PRECOZ
Según explicó a Europa Press la presidenta de la Fundación Síndrome de West, Nuria Pombo, realizar un electroencefalograma a todos los bebés y poner en marcha un protocolo de actuación podría evitar, "en el 100 por cien de los casos", las consecuencias de este síndrome, que se calcula afecta en España a 8.000 recién nacidos.
"Practicando un electroencefalograma a todos los bebés nacidos y activando un protocolo de actuación, como el que ya existe en Japón, se podrían evitar las consecuencias de este síndrome en el 100 por cien de los casos. Formando al ecógrafo para detectarlo en la embarazada, a partir de la semana 20, sería aún mejor", aseveró.
Según Pombo, con el diagnóstico precoz se puede comenzar a tratar este síndrome "desde el mismo día de su detección, algo que ya ocurre en el 74 por ciento de los casos", y evitar que el niño reciba vacunas como la del sarampión, que podrían acabar con su vida por tener un sistema inmunológico deprimido.
Además, se podrían beneficiar antes de las terapias de reactivación del tono muscular que necesitan para mejorar de sus problemas motores e incluso para poder succionar y así alimentarse.