El 38% de las personas con enfermedad mental se siente discriminada por su propia familia, según estudio.

Actualizado: martes, 28 marzo 2006 17:18

MADRID 28 Mar. (EUROPA PRESS) -

El 44% de las personas que padecen una enfermedad mental grave o crónica (EMC)se siente discriminados en el ámbito laboral y entre sus amigos (43%) en tanto que un 38% de ellos dijo sentir el rechazo de su propia familia. Así lo revela el estudio "El estigma y la enfermedad mental" que, elaborado por un equipo de profesionales de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, fue presentado hoy públicamente.

Otros datos del estudio que indagó acerca de las dimensiones del estigma de la enfermedad mental en Madrid entre los mismos pacientes, sus familiares, profesionales y población en general revelan que el 13% de la población considera que las personas que padecen una enfermedad mental es peligrosa, lo que supone un preocupante nivel de estigmatización en la sociedad que se traduce a su vez, en una asimilación de ese preconcepto entre los mismos pacientes (autoestigmatización).

El estudio fue realizado a lo largo de 2005 por un equipo de más 200 investigadores de la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid a pedido de la Consejería de Familia y Asuntos Sociales de la comunidad Autónoma y como parte del Plan de Atención Social a las Personas con Enfermedad Mental Grave y Crónica 2003-2007 que viene desarrollando el gobierno autonómico.

La investigación incluyó entrevistas y grupos de discusión realizados entre 108 personas con EMC, a 51 familiares, 110 profesionales (psicólogos, trabajadores sociales, educadores, no psiquiatras) y 439 miembros de la comunidad.

El profesor Manuel Muñoz, uno de los autores del estudio, consideró que uno de los datos más palpables del desconocimiento de la población sobre las enfermedades mentales es que el 56% de los consultados confunden este tipo de patologías con el retraso mental. Ese desconocimiento, explicó el especialista, se traduce en la estigmatización de las personas que sufren enfermedades mentales crónicas, como la esquizofrenia o la psicosis, y en la asociación a ciertos estereotipos como la peligrosidad, la irresponsabilidad, la incompetencia y la impredecibilidad en sus comportamientos.

Siguiendo esa lógica, esos estereotipos generan emociones negativas como miedo y desconfianza y se traducen en comportamientos concretos como la discriminación en los diferentes ámbitos de las relaciones sociales (trabajo, familia, amigos).

MARGINADOS DEL MUNDO LABORAL La estigmatización a los que sufren enfermedades mentales quedó de manifiesto en el estudio cuando un 28% de la población dijo que, si fuera empresario, ni siquiera concedería una entrevista de trabajo a un persona con esta enfermedad. Por su parte, entre los mismos pacientes consultados, solo un 5% tiene un empleo regular y un 64% ya no busca trabajo, anticipando el rechazo que, generalmente sobreviene, de parte de empleadores. Pese a estas cifras, el 80% de la población y el 82% de las personas con EMC creen que pueden trabajar con normalidad.

Además de la marginación en el mundo laboral, los pacientes sienten el rechazo en su vida cotidiana al punto que un 24% dijo no salir de su casa, el 18% aseguró no tener ni un solo amigo y solo el 14% tiene una pareja estable.

UN PROBLEMA QUE AFECTA A TODOS

Con la intención de promover la toma de conciencia en la población y eliminar los estigmas en las relaciones con personas con EMC, Muñoz aseguró, proporcionando una proyección de los datos que maneja la OMS, que uno de cada diez habitantes de la comunidad de Madrid padece actualmente algun tipo de enfermedad mental y que una de cada cuatro, sufrirá una patología de este tipo a lo largo de su vida, "lo que significa que, si no nos enfermamos nosotros, vamos a tener un miembro de nuestra familia enfermo".

Por su parte la Consejera de Familia y Asuntos Sociales de la Comunidad de Madrid, Beatriz Elorriaga comentó que, en el marco del Plan de Atención Social a las Personas con Enfermedad Mental Grave y Crónica, se triplicó el presupuesto inicial previsto para este programa (de 10 a 30 millones de euros) y se pasó de una red de recursos sanitarios que incluía 1269 plazas en 2003 a 2568 en la actualidad y con la posibilidad de incorporar otras 1.000 en el transcurso del año.