Un 31% de los españoles cambia su destino vacacional a causa de las medusas

Medusa
EUROPA PRESSP
Actualizado: lunes, 8 junio 2015 12:52

MADRID 8 Jun. (EUROPA PRESS) -

Un 31 por ciento de los españoles cambia su destino vacacional a causa de las medusas, según ha mostrado una encuesta realizada por 'Safe Sea', el único protector solar que protege de las picaduras de estos animales.

Y es que, cerca de un 30 por ciento de los españoles han sufrido sus picaduras en los últimos tres años, un porcentaje que se eleva al 43 por ciento en las zonas atlánticas. En concreto, las picaduras se concentran especialmente en las playas de las provincias de Levante, el Mediterráneo andaluz, Baleares, Barcelona y Tarragona.

Es en estas zonas donde los españoles han sufrido una media de una picadura al año, disparándose la incidencia en Baleares con dos picaduras cada verano. De hecho, el Mediterráneo español se lleva la peor parte, allí se registran el 79 por ciento de las picaduras, seguido por las playas del Atlántico, con un 18 por ciento.

Asimismo, en la encuesta se ha mostrado que ante la presencia puntual de medusas durante la jornada playera un 50 por ciento decide no volver a bañarse, un 24 por ciento cambiar de playa y un 26 por ciento se queda pero extremando las precauciones.

REMEDIOS CASEROS QUE SON LEYENDA URBANA

Ahora bien, las leyendas urbanas sobre los remedios caseros han provocado que un 31 por ciento de los españoles considere que orinar en la picadura de medusa es un remedio eficaz, así como aplicar barro o agua dulce fría.

En este sentido, la compañía ha avisado de que algunos de estos procedimientos no solo no funcionan, sino que no son recomendables y empeoran el estado de la picadura. Así, tan solo un 18 por ciento conoce el único remedio casero útil: aplicar agua de mar.

Afortunadamente, sólo un 8 por ciento de los españoles recurre a los remedios caseros en caso de picadura, la mayoría (77%) optan por acudir a un puesto de socorro o centro médico para ser tratados por un profesional, mientras que un 9 por ciento se salta este paso y acude directamente a la farmacia.

"Las medusas utilizan las células urticantes que poseen distribuidas por diferentes zonas de su cuerpo, sobre todo en los tentáculos, como parte de un mecanismo de defensa y alimentación. Estas células urticantes llamadas cnidoblastos disponen de un filamento enrollado que ayuda a inyectar el veneno. La presión dentro de la célula donde se ubica el filamento enrollado es muy elevada y el sensor situado en estas células les permite detectar la presencia de una presa, un potencial depredador o un contacto accidental con un humano. Al producirse el contacto con otro cuerpo el filamento puede dispararse a una velocidad extremadamente elevada y penetrar fácilmente en el cuerpo del otro organismo", ha zanjado la experta en medusas del ICM, Verónica Fuentes.