MADRID 10 Ene. (EUROPA PRESS) -
El 30 por ciento de los excuidadores de enfermos de Alzheimer mantiene el tratamiento con psicofármacos que les fue recetado cuando eran cuidadores en activo tras el fallecimiento del paciente, según refleja el último estudio de la Fundación Alzheimer España (FAE) que se presentará el próximo 21 de enero con motivo de la celebración del Año Internacional de esta enfermedad.
Según se desprende del trabajo, estas personas dedican una media de 125 horas semanales (casi 18 horas al día) al cuidado de su familiar enfermo durante seis años consecutivos y presentan un estado de salud físico y mental "considerablemente peor" que la de la población en general.
Además, aunque la mayoría de los excuidadores afirma que el fallecimiento de su familiar suponía un "descanso" para ambos, la mitad reconoce que sufre un "fuerte estado de ansiedad" porque no estaban preparados para afrontar la pérdida y aseguran que volverían a cuidar a su familiar "de la misma manera".
En este sentido, el estudio subraya la necesidad de trabajar con estas personas para hacer frente a un duelo muy específico, propio de esta enfermedad y que, según explican los expertos, se desarrolla en varias etapas que empiezan con un 'duelo latente' y un 'duelo anticipatorio', antes incluso del fallecimiento, cuando comienza el aislamiento del enfermo.
EL 88% DE LOS CUIDADORES SON MUJERES
Por otra parte, el informe señala que el perfil del excuidador de un enfermo de Alzheimer en España se corresponde al de una mujer (88 por ciento), mayor de 60 años (52 por ciento), con unos ingresos familiares anuales inferiores a los 20.000 euros (54 por ciento), que no trabaja fuera del hogar (72 por ciento) y durante seis años consecutivos se ha dedicado al cuidado de su familiar durante casi 18 horas diarias.
En general, en la mayoría de los casos las familias optaron por no institucionalizar al paciente, pero de las que lo hicieron, el 44 por ciento acudía a visitarle diariamente, durante un periodo medio de 15 meses. No obstante, en estos casos, aumentaron entre los familiares los sentimientos de culpabilidad, la ansiedad e incluso los síntomas de depresión.