MADRID, 11 Jun. (EUROPA PRESS) -
El 25 por ciento de los españoles tiene un hígado graso o esteatosis hepática, y aproximadamente un 5 por ciento han desarrollado inflamación crónica, denominada esteatohepatitis no alcohólica, con un grado de fibrosis (cicatrización) variables, según han informado expertos de la Federación Nacional de Enfermos y Trasplantados Hepáticos (FNETH) con motivo de la celebración del Día Internacional de la enfermedad hepática por depósito de grasa no alcohólica.
Se trata de una enfermedad crónica y silenciosa en la que la grasa se acumula progresivamente a lo largo de los años en cantidades anormalmente altas en el interior del hígado. Estos depósitos de grasa no provocan ningún síntoma, pero pueden desencadenar una respuesta inflamatoria a nivel hepático que con el paso del tiempo conduce al desarrollo de cirrosis hepática y/o cáncer de hígado.
Sus causas son variadas, pero se sabe que está estrechamente relacionada con los hábitos de vida sedentarios, una dieta hipercalórica, el sobrepeso y la diabetes entre otras patologías asociadas al denominado síndrome metabólico. En los últimos años se ha visto un rápido incremento de los casos de cirrosis hepática causados por esta enfermedad y de indicaciones de trasplante hepático.
En la actualidad, se estima que aproximadamente 9 millones de personas están afectadas en España por esta enfermedad, de las cuales 1,8 millones presentan una forma más severa denominada esteatohepatitis y más de 200.000 padecen ya un daño hepático avanzado o cirrosis por esta causa.
En otros países occidentales en los que la epidemia comenzó antes, como en Estados Unidos, la esteatohepatitis no alcohólica constituye ya la primera causa de trasplante hepático en mujeres y la segunda en varones, lo que pone en perspectiva el problema de salud pública al que nos enfrentamos.
En el momento actual no hay ningún tratamiento médico que actúe selectivamente sobre los mecanismos que desencadenan el depósito de grasa o de aquellos que activan los procesos de inflamación y fibrosis (cicatrización), aunque hay un número "importante" de ensayos clínicos en fases avanzadas con resultados prometedores. Las únicas medidas que ha demostrado un beneficio objetivo son el cambio en los hábitos de vida, la pérdida de peso y el ejercicio físico.