MADRID 4 Oct. (EUROPA PRESS) -
Hasta un 20 por ciento de los pacientes con isquemias coronarias podrán beneficiarse de los nuevos 'stents' bioabsorbibles, similares a los farmacológicos pero con la particularidad de que en dos años desaparecen del cuerpo del paciente, y siguen cumpliendo su función.
"Los 'stents' bioabsorbibles remplazarán a los farmacoactivos, creemos que este primer año se pondrán al 20 por ciento de los pacientes; uno de cada cinco pacientes sería una proporción razonable", ha afirmado el presidente de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), Carlos Macaya, quien augura su expansión en los próximos 4 o 5 años llegando que cubrir a una gran parte de los pacientes.
"Tiene muchas ventajas", advierte este experto, quien destaca que "desaparece" sin dejar rastro en el organismo una vez cumplida la función de abrir el vaso y mantenerlo abierto. "Si desaparece a partir de sexto mes y a los dos años ya no hay nada, es ideal ya que no hay nada es más natural", añade.
Además, en caso de una futura intervención al paciente, el cirujano se evita encontrar un cuerpo extraño en los vasos; al tiempo que se reduce la posibilidad de aparecer coagulos y, en consecuencia, se limita el uso de fármacos prescritos para reducir esta posibilidad.
Al respecto, el director ejecutivo del Grupo de Terapia Endovascular y Miocárdica (TEAM), el doctor Eulogio García, destaca que su uso "permitiría la repetición futura del procedimiento en múltiples ocasiones sin los problemas derivados de la superposición de múltiples 'stents' en trayectos amplios de la arteria que impiden su movilidad y flexibilidad".
Esta técnica que tiene a sus espaldas más de 20 años de investigación y desarrollo, ha sido tratada hasta ahora como una intervención experimental; pero este tipo de 'stents', formados por material biodegradable, se estrenan ahora en la práctica clínica, introduciéndose en los hospitales españoles donde se espera convertir en una alternativa a los farmacológicos, de metal o polimero, que permanecen en el organismo, y que están envueltos por un fármaco que protege al paciente de la reacción que pueda provocar un cuerpo extraño en el organismo.
Concretamente se trata de un pequeño dispositivo en forma de tubo que se coloca en los vasos sanguíneos para desobstruir y ensanchar arterias facilitando años la circulación sanguínea. No obstante, aún se encuentra en desarrollo, ya que está limitado a un numero de lesiones, fundamentalmente se recomienda a aquellos pacientes que no tienen las arterias muy calcificadas o con bifurcaciones importantes, dos casos que se dan sobre todo en los pacientes de más edad.
Sobre la posibilidad de que estos 'stents' puedan llegar a reemplazar a los farmacoactivos, García lo ve "poco probable", aunque admite que se espera que se amplíe su uso hasta el punto de que ambos tipos "coexistan y, en cada caso, se opte por la opción más adecuada".
En estos momento, añade, está recomendado "en el caso de la población más joven que solo dispone de una o dos lesiones cardíacas facialmente abordable y que lo que quiere es, en dos o tres años, tener un sentimiento de que sus arterias son absolutamente normales, sin nada que les recuerda que ha tenido una enfermedad coronaria". En este perfil se encuentran también los niños, en los que además, el tamaño de los vasos cambia y se necesitan reintervenciones con cierta frecuencia.
En cualquier caso, como ha explicado el jefe de Cardiología Intervencionista del Servicio de Cardiología del Hospital del Mar de Barcelona, el doctor Antonio Serra, ésta es la novedad que este año se presenta en el X Curso Internacional de Terapia Endovascular y Miocárdiaca que se esta desarrollando en Madrid.
Precisamente, dentro de este encuentro, el Grupo TEAM ha retransmitido en directo la colocación de un 'stent' bioabsorbible, con el fin de que los especialistas ahí reunido puedan asistir a intervenciones cuya práctica es aún novedosa.
AVANCES EN LA DENERVACIÓN RENAL
Durante este encuentro se ha vuelto a destacar el uso de la denervación renal en pacientes hipertensos resistentes --que no responden a fármaco ni otros tratamientos--, que en España se podrían cuantificar en un 10 por ciento del total, que se estima que más de 11 millones de afectados. Los expertos han destacado los "excelentes resultados" que está demostrando al conseguir reducir la hipertensión a cifras de presión arterial normal.
La denervación renal, de la que en España ya se ha realizado un centenar de casos, consiste en la aplicación de radiofrecuencia sobre las terminaciones nerviosas de las arterias renales, que influyen directamente en la hipertensión, hasta su desactivación.
Los especialistas han destacado, además de su seguridad (no provoca complicaciones en el paciente que, tras 40 minutos de intervención, abandona el hospital en menos de 24 horas) su bajo coste y elevada eficacia, que ya está demostrada a tres años vista, y que resulta mucho mayor que en un tratamiento con fármacos, ya que consigue bajar la presión arterial en 40 mm de mercurio, frente a los 10 o 15 que lograrían los medicamentos.
Los especialistas han abierto la posibilidad de extender su uso al resto de hipertensos, aunque por el momento su implantación total necesita de un "cambio de mentalidad".
"Progresivamente se van a ir adhiriendo más pacientes a este tratamiento, ya no solo resistentes, sino pacientes que no llegan a controlar del todo su hipertensión con los fármacos o incluso aquellos que prefieran un procedimiento terapéutico anatómico a un tratamiento diario con fármacos", ha señalado García.
Por el momento, espera que "en 5 años el tratamiento mecánico de la hipertensión pueda prescindirse, seguro que los pacientes rebeldes al tratamiento podrán tener un tratamiento eficaz como es la denervación y prescindir de algun medicamento o de todos".
Lo que está claro es que en estos momento se saben si la primera línea de tratamiento puede llegar a ser un día la de denervación pero todo depender, explica García, "de que se consoliden los resultados que parece que sí se consolidan.
A la pregunta de si esta téncica cura la hipertensión, Macaya ha recordado que se trata de una enfermedad crónica y, por lo tanto, si acaso habría que ver hasta qué punto podría eliminar la medicación del paciente. Lo que queda claro, señala, es que actualmente no existen datos que puedan avalar esa posibilidad, aunque lo que sí se sabe es que consigue disminuir en los pacientes resistentes los farmacos de su tratamiento mejorando su calidad de vida.