MADRID, 23 Dic. (EUROPA PRESS) -
Una de cada cinco personas que presentan una infección grave no recibe un antibiótico activo contra la bacteria causante, según los expertos reunidos en la mesa redonda 'Actualización sobre tratamiento de infecciones por gramnegativos y grampositivos multirresistentes', que ha sido patrocinada por Menarini en el marco del 43 Congreso de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
Se trata de una tasa de error que, en el caso de las bacterias multi-resistentes difíciles de tratar, se mantiene aun cuando los médicos siguen las pautas que proponen las guías de práctica clínica, porque las recomendaciones no se actualizan ni incorporan las novedades terapéuticas y estratégicas con la suficiente diligencia, han expresado.
El doctor Juan Pasquau, especialista de la Unidad de Enfermedades Infecciosas y coordinador del PROA del Hospital Virgen de las Nieves, ha expuesto durante esta mesa redonda que, para avanzar en la lucha contra las bacterias resistentes, "se deben tomar como referencia modelos de éxito como los del VIH y la hepatitis C, en los que se ha conseguido reducir la mortalidad gracias a la disponibilidad progresiva y rápida de antirretrovirales cada vez más eficaces".
"Este ejemplo no se sigue en el abordaje de las infecciones bacterianas, en el que la política de antibióticos vigente, en su promoción de la reducción de la exposición a los antibióticos y la reserva de los nuevos fármacos, condiciona un enlentecimiento de la innovación en antibioterapia, y esta innovación, probablemente, sea fundamental en una época en que las resistencias bacterianas no dejan de incrementarse y la eficacia global de los antibióticos no para de reducirse", ha aclarado el especialista.
En la actualidad, el modelo que se aplica fomenta la reserva de los antibióticos más recientes y eficaces para las ocasiones en las que es imprescindible su uso. En palabras del experto, "es necesario invertir la situación para aumentar la eficacia y producir sinergias, trabajar activamente para acertar más veces en el tratamiento empírico, modificar el modelo del abordaje en los antibióticos, facilitar la investigación y que la innovación llegue rápidamente a los pacientes", una innovación que el doctor Pasquau define como "coste-eficaz".
En su opinión, cualquier nuevo antibiótico que aporte ventajas frente a los actuales debe ser transferido rápidamente a la práctica clínica y, por ende, a los pacientes. "Hemos centrado los esfuerzos en el uso adecuado de los antibióticos, pero la realidad es que nuestros tratamientos son insuficientes para curar a muchos pacientes que tienen infecciones producidas por bacterias resistentes", ha manifestado.
Respecto al último informe del Plan Nacional frente a la Resistencia a los Antibióticos (PRAN), que indica que el consumo nacional de antibióticos ha caído un 25,5 por ciento en salud humana y un 62,5 por ciento en sanidad animal entre 2014 y 2021, el experto celebra los resultados, pero lamenta que no se disponga de datos que demuestren una reducción de la mortalidad por infecciones graves atribuible al menor consumo de antibióticos. En definitiva, considera que se debería prestar más atención al impacto de la antibioterapia en la morbimortalidad de las infecciones, y que la mejora de la efectividad de la antibioterapia debería ser un objetivo más prioritario que el consumo de antibióticos.
LAS BACTERIAS ORIGINAN GRAN PARTE DE LAS ENFERMEDADES EN LOS HUMANOS
Para entender mejor el problema de las bacterias resistentes a los antibióticos, culpables de la muerte del 20 por ciento de los pacientes con sepsis, el doctor ha explicado que las resistencias son anteriores a la existencia de los antibióticos y "surgen como resultado de la lucha por la supervivencia de las bacterias, que, en un proceso competitivo continuo y de enorme magnitud, consiguen promover mecanismos para evadir cualquier estímulo hostil".
"Los antibióticos son solo una anécdota tardía en esta historia, aunque en escenarios como los hospitales, en los que la exposición a los antibióticos es muy intensa, facilitan la selección rápida de bacterias resistentes a los antibióticos utilizados, sobre todo si no se planifican nuevas estrategias que reduzcan la emergencia de bacterias resistentes durante el tratamiento antibiótico", ha afirmado.
Entre las infecciones más frecuentes originadas por este tipo de bacterias, se encuentran las de origen respiratorio, de orina, de piel o de tejidos blandos. "Vivimos en permanente contacto con las bacterias, lo que propicia que tengamos que enfrentarnos a muchas infecciones originarias de gran parte de las enfermedades en seres humanos", ha subrayado el doctor.
En un contexto en el que las infecciones graves no paran de aumentar y la morbimortalidad asociada a las mismas es un problema creciente debido a la existencia cada vez mayor de bacterias resistentes a los antibióticos, el especialista ha explicado que hay que proteger especialmente a los pacientes frágiles, ya que cuentan con un sistema inmunológico más débil, lo que facilita enormemente que se produzca la infección y permite que progrese hacia la gravedad y se generalicen con mayor facilidad.