MADRID 21 Sep. (EUROPA PRESS) -
Una vez finalizado el verano toca volver a la rutina, tanto los adultos como los niños. Un momento que requiere un periodo de adaptación con el fin de poder sobrellevarlo de la mejor manera posible y, especialmente, cuando se tienen hijos.
Por este motivo, la psicóloga infantil Úrsula Perona ha participado en la campaña '#IgualConMenos', impulsada por Kellogg, en la que, entre otros temas, aporta 10 consejos básicos para afrontar la vuelta a la rutina.
1. Adelanta 15 minutos el despertador. No solo el tuyo, también el de tus hijos, para tener más tiempo para desayunar, arreglarse y rebajar el estrés matinal.
2. Destina entre 15 y 20 minutos a desayunar en familia. Es una de las comidas más importantes del día, y que sea adecuada nutricionalmente es tan importante como que se disfrute sin estrés. Mejorará la comunicación y el clima familiar.
3. No controles o supervises todo lo que hace tu hijo. No asumas sus responsabilidades y permítele que experimente las consecuencias naturales de sus actos: si no lleva los deberes hechos le pondrán un negativo al día siguiente, por ejemplo.
4. No protejas a tus hijos de las emociones negativas. Forman parte de la vida. Los niños necesitan aprender a experimentar las emociones negativas y a lidiar con ellas. Así se convertirán en adultos fuertes e independientes. Como padres debemos preparar a nuestros hijos para la vida y ello requiere que les demos la oportunidad de aprender.
5. Evita los extremos en educación. La preocupación y la autoexigencia nos hace a veces perder la mesura. Ni es bueno no poner ningún límite ni supervisión y que el niño "aprenda por el mismo", ni todo lo contrario, controlar cada mínimo aspecto de su vida. Los niños necesitan una guía que les marque el camino, y un camino suficientemente ancho.
6. Respecto a la alimentación, el equilibrio es importante. Recuerda que no existen alimentos buenos o malos, sino dietas adecuadas o inadecuadamente ajustadas a las necesidades del individuo. Es decir, existen alimentos básicos que deben consumirse frecuentemente, y otros alimentos no esenciales que pueden ingerirse de forma menos habitual, como parte de una dieta variada y equilibrada.
7. Deja de sentirte culpable por todo; porque trabajas, porque pasas poco tiempo con tus hijos, porque a veces no tienes ganas de hacer cena y pides una pizza. Tus hijos no necesitan padres perfectos, sino padres que les brinden amor incondicional, que disfruten de estar con ellos, y que cuando estén, estén de verdad.
8. Limita el uso de tecnología y adécuala a su edad. Ese control solo lo puedes ejercer tú. Si les quitas la tecnología, pronto verás cómo se aburren y no les queda otra que buscarse entretenimiento: jugar, leer, escuchar música o salir a jugar.
9. Aprende a practicar el 'slowtime': hacer menos cosas, de manera más tranquila. Sin prisas, sin correr. Te sorprenderá ver cómo el hecho de hacer las cosas lentamente, poniendo toda la atención en ello, no hace que rindas menos o seas menos eficiente.
10. Elige tus batallas: aprende a ser flexible. La perfección no existe. Y las expectativas poco realistas respecto a la crianza y la educación generan mucho estrés y nos producen frustración y culpa. No podemos llegar a todo, ser siempre perfectos, ni hacer siempre lo mejor y deseable. Ni nuestros hijos tampoco. Un día elige tú el desayuno, y otro día que lo elijan ellos. Que elija su ropa si eso os supone una batalla cada mañana.