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MADRID, 28 May. (EUROPA PRESS) -
El linfoma es una enfermedad tumoral que se estima tiene una incidencia de entre el 5 y el 10 por ciento de los diagnósticos de cáncer que se realizan en España, sin embargo no se puede hablar de supervivencia del linfoma si antes no se le pone apellido, explica el doctor Adolfo de la Fuente, oncólogo médico del Servicio de Hematología de MD Anderson Cancer Center Madrid, en referencia a los distintos tipos que rodean a este cáncer que afecta a la sangre.
Este tumor, del que se encuentra en tratamiento la actriz y presentadora Concha Velasco, afecta a los linfocitos, células que forman parte del sistema inmune, "células que están en la sangre y también en los ganglios linfáticos", según ha explicado a Europa Press el oncólogo.
En este caso, el signo de alerta principal es el crecimiento de bultos, "los ganglios crecen y se hacen palpables", sobre todo en cuello, las ingles o las axilas. No obstante, "el bulto también pueden estar dentro del cuerpo y solo se pueden ver con pruebas de imagen". El resto de síntomas pueden confundirse con los de otras enfermedades menos serias lo que dificulta el diagnóstico inicial.
"Las variantes o tipos de linfomas son muy extensos", aunque a groso modo hay una primera clasificación que tiene una especial relevancia por ser los de mayor prevalencia. Estos son el linfoma no-Hodgkin - que pueden derivar de los linfocitos B o T - y ellinfoma Hodgkin.
"Dentro de estas grandes familias la división es también extensa", advierte, no sin aclarar que "el tratamiento y la supervivencia dependerá inicialmente de si es Hodgkin o no-Hodgkin, o depende de B o T, del subtipo o apellido que tenga dentro de estas familias".
"Hay linfomas muy agresivos y necesitan de tratamiento con cierta premura porque puede suponer poner en peligro la vida de la personas, pero muchas veces estos linfomas más agresivos tienen la parte positiva de que el tratamiento tiene unas perceptivas de curación en un porcentaje alto de curación", afirma.
Por el contrario, "otros tipos de linfoma son indolentes, más lentos de crecimiento en el tiempo, se puede decir que tienen un componente más crónico pero que es frecuente que no sean curables, pero con el tratamiento se les ofrece a los pacientes unas perceptivas de supervivencia a veces exactamente iguales".
En líneas generales, el linfoma de Hodgkin es muy tratable incluso en los pacientes con enfermedad avanzada la supervivencia es elevada; el resto de linfomas se podría decir se agrupan en linfoma no hodgkiniano (LNH) y se desarrollan en otras partes del sistema linfático, como la médula ósea, el bazo, el timo y los ganglios linfáticos, y desde ahí pueden diseminarse a otros órganos, por la supervivencia dependerá de su "apellido", aunque .
El origen de los linfomas no se conoce aunque algunos se han asociado a la exposición a tóxicos o radiación, lo que lleva a pensar que "la inmensa mayoría se producen por mala suerte"; del mismo modo no hay un perfil de población más afectada, aunque parece aumentar en el caso del no hodgkiniano a partir del los 60 años, mientras que la enfermedad de Hodgkin es más difícil destacar una edad de inicio.
Aunque no existe un registro a nivel estatal, extrapolando datos europeos, la Asociación Española de Afectados por Linfoma, Mieloma y Leucemia (AEAl) calcula que en España se diagnostican cada año más de 4.000 nuevos casos de linfoma, sumando las cifras estimativas para linfoma de Hodgkin y linfoma no Hodgkin.
QUIMIOTERAPIA, PRINCIPAL ALIADO
Como es una enfermedad de células de la sangre en la inmensa mayoría se va a tratar básicamente con quimioterapia, las combinaciones de los agentes quimioterápicos y la intensidad pueden ser distintas en función del subtipo del linfoma, asimismo es frecuente que se use alguno de los fármacos de nueva generación.
En algunos casos, se puede contemplar trasplante de médula ósea autólogo o alogénicos, "sin embargo en la mayor parte de los linfomas la intención inicial va a ser un manejo con agentes quimioterapicos"; mientras la radioterapia se usará a modo de consolidación. Por el contrario, la cirugía no se contempla en el tratamiento del linfoma, solo sirve para hacer diagnóstico, "para conocer a qué se enfrenta el médico".
Así, explica, "al contrario de lo que ocurre con los tumores sólidos donde la cirugía es la herramienta fundamental y tiene opción curativa, aquí no al ser una enfermedad que afecta a las células de la sangre, desde el minuto uno se entiende que la enfermedad está en todo el cuerpo y lo que va a ser más determinante es conocer el apellido del linfoma".