MADRID, 8 Mar. (EUROPA PRESS) -
La Comisión de Igualdad del Colegio de Psicología de Vizcaya ha avisado de que actualmente "bastantes o muchos" hombres abusan de las mujeres sin ser conscientes de ello y que, incluso, ellas se someten a dichos abusos o maltrato "sin enterarse".
Se trata, según han alertado con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, de maltratos que van más allá de la violencia física y que son sexuales, emocionales, sociales, simbólicos y económicos, violencia que generalmente se ejerce de forma oculta y que no se observa porque está "naturalizada".
"Que no se vea esta violencia no significa que no produzca efectos, con las violencias ocultas ocurre lo mismo que con la radiactividad y produce daños sin ser vista. En nuestra sociedad bastantes o muchos hombres abusan de las mujeres sin ser conscientes de ello y también las mujeres se someten a dichos abusos o maltrato sin enterarse. A través de los roles de género que dividen las funciones que hombres y mujeres cumplen en la sociedad y en las relaciones, entre ellos se va configurando las percepciones, pensamientos y conductas de todos los miembros de la sociedad", ha destacado la comisión.
En concreto, para cuando la violencia física se hace visible y se habla del ámbito de la pareja, y de las relaciones más cercanas, normalmente el agresor lleva tiempo haciendo una labor de destrucción "incisiva y silenciosa" de la persona, denominada violencia psicológica.
"Es una especie de red que muchas veces desde actitudes socialmente aceptadas como la desvalorización de las mujeres o el desprecio. Va destruyendo el sostén de la persona, su autoestima, su voluntad, su capacidad para decidir y ser autónoma; llevándola a unos cuadros sintomáticos que vemos en diagnósticos de trastornos depresivos, trastornos de ansiedad, trastornos por estrés postraumático o conductas adictivas, y en los índices de suicidio", ha argumentado.
Respecto a la violencia sexual, los expertos han alertado de que a menudo no se suele percibir por darse dentro de la pareja y, de hecho, muchas mujeres no llegan a reconocer que la sexualidad forzada por su pareja es una "violación". Por ello, aunque es una de las prácticas más habituales de la violencia contra las mujeres, es de las menos denunciadas a nivel mundial.
Asimismo, han reconocido que existen determinados factores que coaccionan a las mujeres a la hora de interponer una denuncia por violencia sexual como, por ejemplo, la tolerancia social que tradicionalmente ha existido, el miedo a las represalias del agresor, ser considerada culpable de lo ocurrido, la vergüenza a que se conozca la situación públicamente, falta de apoyo familiar y/o social, la confusión o conmoción psicológica provocada por la agresión o la falta de información.
VIOLENCIA ECONÓMICA Y SOCIAL
Por otro lado, el Colegio de Psicología de Vizcaya ha señalado que el hecho de la restricción en el manejo del dinero y en la administración de los bienes, genera niveles de estrés en la mujer y probablemente en sus hijos.
En cuanto a las manifestaciones del maltrato económico del hombre hacia la mujer, han explicado que se pueden encontrar la reclamación sobre cómo gastan el dinero, la prohibición de que puedan trabajar o estudiar, la acusación de que se gastan el dinero destinado al hogar en asuntos banales y/o las amenazas de quedarse con los bienes de propiedad de la mujer. Todo esto constituye un "delito" que afecta a numerosas mujeres y a sus hijos de forma "inevitable".
"Entre los efectos negativos de la violencia económica destacan las relaciones de dependencia económica, vital y funcional que pueden crearse hacia el hombre. Otra influencia negativa fundamental que este maltrato ejerce sobre las mujeres (como en cualquier forma de maltrato), es el detrimento que causa en la autoestima de las mujeres, lo que les hace más vulnerables a ser víctimas de otros tipos de violencia", han detallado desde la organización.
Por último, las especialistas han hecho hincapié en que la violencia contra las mujeres tiene "profundas" raíces sociales y culturales y está vinculada al desequilibrio en las relaciones de poder entre hombres y mujeres en diversos ámbitos como social, económico, religioso y político, pese a los innegables avances en las legislaciones nacionales e internacionales a favor de la igualdad de derechos.
"Los estereotipos cuando son negativos crean y mantienen las relaciones de dominación. Por ejemplo, podemos decir que las mujeres son más amorosas, que no poseen tanto poder de decisión, de motivación. A partir de entonces es más fácil pagar menos a las mujeres. Lo masculino y sus conductas han sido representados como lo normal y lo valorado. Mientras que lo femenino ha sido silenciado y se le ha identificado con la naturaleza, devaluado y débil. El patriarcado es sutil, invisible e innombrable, esa es su fortaleza. Advertir el patriarcado en la vida diaria es una misión de observación rigurosa y polémica", ha zanjado.