Terapia hormonal frente a la menopausia

Botiquín, mayores, fármacos
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Actualizado: miércoles, 10 junio 2015 10:59

MADRID, 10 Jun. (INFOSALUS) -

   Se considera que una mujer ha alcanzado la menopausia cuando a partir de los 40 a 45 años se ha completado un periodo de un año sin menstruación sin que ello se derive de una enfermedad o tratamiento. La edad media a la que la mujer española llega a la menopausia es hacia los 50 o 51 años.

MENOPAUSIA Y SÍNDROME CLIMATÉRICO

   Según explica a Infosalus el doctor Juan Luis Alcázar, especialista del departamento de Ginecología de la Clínica Universidad de Navarra, desde años antes y en años posteriores a este periodo de 12 meses sin menstruación aparecen una serie de síntomas que se engloban dentro de lo que se denomina síndrome climatérico derivados de la disminución y cese de la actividad de las hormonas femeninas.

   "Existe una muy amplia variabilidad individual en la aparición y mantenimiento de estos síntomas que pueden ir desde unos pocos meses hasta dos, tres o incluso ocho años. Además, es difícil prever qué mujeres los sufrirán y en qué intensidad aunque sí se sabe que las mujeres delgadas, fumadoras o con una menopausia temprana pueden tener síntomas más acusados", indica Alcázar.

 ESTRONA

   El ginecólogo comenta que la grasa periférica de las nalgas, caderas o tripa, las localizaciones en las que la mujer tiende a acumular adiposidad, producen un tipo de hormona similar al estrógeno denominada estrona que contrarresta en cierta medida la deprivación hormonal que se presenta en la menopausia. Esto explicaría que las mujeres más delgadas presenten síntomas más acusados en el síndrome climatérico y también que la obesidad sea un factor de riesgo del cáncer de mama.

 SÍNTOMAS DE LA MENOPAUSIA

   El síntoma más referido por las mujeres en la menopausia es la presencia de sofocos, que al presentarse por la noche alteran la calidad del sueño, ya que suponen la aparición abrupta de calor intenso de medio pecho hacia arriba acompañadas de enrojecimiento de la piel y de sudoración profusa. Otros síntomas de instauración temprana suelen ser las alteraciones en el estado de ánimo y la irritabilidad.

   A medio plazo la menopausia puede ocasionar la aparición de síntomas como la sequedad vaginal que dificulta las relaciones sexuales, pérdida de elasticidad de la piel con más aparición de pequeñas arrugas o fragilidad en las uñas y el cabello. Las repercusiones a largo plazo de esta deprivación hormonal pueden conducir a un aumento en el riesgo cardiovascular y de osteoporosis, que eleva la posibilidad de fracturas óseas.

Existen en la actualidad tres tipos de terapia hormonal basados en la administración de:

ESTRÓGENOS SINTÉTICOS: ESTRADIOL CON O SIN PROGESTERONA

   Se considera la terapia más eficaz para tratar síntomas como los sofocos aunque a pesar de los años que han pasado desde las primeras presentaciones su uso prolongado continúa aumentando el riesgo de cáncer de mama en cierto tipo de pacientes. El miedo a desarrollar cáncer es el principal motivo por el que muchas mujeres no desean seguir esta terapia.

   "Lo primero es examinar cómo percibe la mujer su calidad de vida y si quiere o no asumir los riesgos asociados. Lo indicado es analizar de forma individualizada a cada mujer ya que este riesgo variará en función de sus antecedentes personales, cuándo se comienza, el tiempo de tratamiento y las dosis empleadas", señala Alcázar.

   El ginecólogo señala que los estudios muestran que este mayor riesgo de cáncer se presenta en mujeres que han tomado la terapia hormonal más de cinco años y que en aquellas en las que se emplea en un periodo de dos a tres años no existe más riesgo. Esta terapia hormonal es el tratamiento de primera elección por un periodo inferior de tres años y en mujeres no más allá de los 55 a 60 años.

   Los efectos secundarios pueden derivarse del ajuste en las dosis de estradiol y progesterona, indispensable si la mujer conserva el útero dado que disminuye el riesgo de cáncer en esta localización.

FÁRMACOS QUE GENERAN METABOLITOS PROGESTAGÉNICOS Y ESTROGÉNICOS

   Es el caso de la tibolona, una terapia que presenta una alta dosis de eficacia si bien no tanta como la de la terapia con estrógenos sintéticos y en la que no se ha demostrado asociación con un mayor riesgo de cáncer de mama.

   Al ser metabolizados en el hígado estos fármacos producen derivados parecidos al estradiol y la progesterona pero también un metabolito androgénico que puede ocasionar la aparición de más vello y un cambio en el tono de voz. Esta masculinización lleva a que aquellas mujeres que la sufren dejen de seguir esta terapia, con la consecuente desaparición de estos efectos secundarios indeseados.

FITOESTRÓGENOS: ESTRÓGENOS DERIVADOS DE LAS PLANTAS

   Tratan los síntomas a corto plazo pero la tasa de éxito es inferior a la de las anteriores terapias. Es la opción de quienes temen el riesgo de desarrollar cáncer o tienen factores de riesgo asociados que no permiten el uso de las anteriores terapias.

   Tampoco se ha demostrado que estos fitoestrógenos protejan frente a aspectos a largo plazo de la menopausia como la osteoporosis o el aumento del riesgo cardiovascular. Entre ellos se encuentran los derivados del té rojo, el polen o la soja.

¿CÓMO SE ABORDAN LOS RIESGOS A LARGO PLAZO DE LA MENOPAUSIA?

   Según señala el ginecólogo, la clave está en individualizar los factores de riesgo personales, como la delgadez, el tabaquismo o haber pasado por tratamientos de quimioterapia, personalizar la terapia y abordar una modificación en los hábitos de vida.

   Como medida elemental Alcázar subraya la necesidad de realizar una densitometría ósea a los dos años de la menopausia para detectar una posible pérdida de masa ósea significativa que vaticine el riesgo de osteoporosis menopáusica, diferente a la senil asociada al envejecimiento natural en hombres y mujeres.

    "Los cambios en el estilo de vida pasan por dejar el tabaco, realizar ejercicio regular que fortalezca los huesos (isométricos como andar o correr y no así la natación que no actúa sobre el hueso), asegurar el calcio en la dieta y tomar el sol para producir suficiente vitamina D", concluye el especialista de la Clínica Universidad de Navarra.