MADRID, 31 Oct. (EDIZIONES) -
El útero es un órgano hueco, recubierto por un epitelio especializado y de paredes musculares que se encuentra en el centro de la pelvis menor femenina que forma parte de su aparato genital interno y está destinado a albergar la gestación. Pero no en todas las mujeres está situado igual.
Así lo confirma el jefe del Departamento de Obstetricia y Ginecología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (Madrid), el doctor Manuel Albi, que no habla de tipos de úteros, sino de "variedades en la posición" del mismo.
Estas variaciones están "determinadas por la relación entre el cuerpo del útero, la parte más superior, que albergará el embarazo, el cuello del útero, la parte más inferior, que asoma a la vagina y la propia vagina", explica el experto.
En este contexto, el doctor Albi menciona seis posiciones. En primer lugar, "llamamos versión al ángulo que forma el cuello uterino con la vagina, de forma que, si es abierto hacia delante, hablamos de anteflexión y de retroflexión cuando lo es hacia atrás", especifica el experto.
"De manera similar, entendemos por flexión el ángulo que forman el cuello y el cuerpo uterino", continúa el doctor Albi, que distingue en este sentido que "si el ángulo es anterior, hablamos de anteflexión y de retroflexión cuando lo es hacia atrás".
Por otra parte, "cuando vagina, cuello y cuerpo están alineados se denomina posición indiferente", enumera el jefe de Obstetricia y Ginecología de la Fundación Giménez Díaz. No obstante, "la mayoría de las veces el útero está en anteversoflexión", destaca el doctor Albi, que cifra en un 8 por ciento las mujeres en las que el útero está en retroversoflexión. "Esta circunstancia, que antaño fue considerada como causa de infertilidad, hoy en día se considera como una variante de la normalidad", añade el experto.
¿Y LAS MALFORMACIONES UTERINAS?
El útero también puede sufrir malformaciones. El doctor Albi explica que "en la etapa fetal de cada mujer, el útero se desarrolla tras la fusión en la línea media de dos conductos tubulares conocidos como conductos de Müller".
Así, "las malformaciones uterinas se deben a un desarrollo anormal de esos conductos. Este desarrollo anormal es muy variable y abarca desde la ausencia total del útero, por la falta de desarrollo de los conductos de Müller, hasta el útero doble, por la fatal de fusión de los conductos de Müller", revela el experto.
En este sentido, "las malformaciones más frecuentes son las secundarias a defectos parciales en el proceso de unión de los conductos de Müller, lo que origina septos o tabiques de tamaño variable en la cavidad del útero", indica el doctor Albi, que agrega que este grupo de malformaciones "se asocia a riesgos reproductivos en forma de aborto y prematuridad, por lo que generalmente se tratan mediante resección del tabique, preferentemente mediante histeroscopia".
El doctor Albi insiste en que estas patologías "son poco comunes" y su prevalencia se calcula en aproximadamente un 1 por ciento de las mujeres. "Sólo un 25 por ciento de éstas se asocian a problemas reproductivos, lo que supone el 2 por ciento de todos los casos de infertilidad", tranquiliza el experto.
"Afortunadamente, la mayor parte de las malformaciones no suponen ningún problema de fertilidad para las mujeres que las padecen ni para el desarrollo normal de un posible embarazo. Tras una exitosa resección histeroscópica de tabiques o septos uterinos, el pronóstico reproductivo es muy favorable", insiste el doctor de la Fundación Jiménez Díaz.