MADRID, 18 Oct. (EUROPA PRESS) -
En los últimos años ha aumentado el uso de técnicas de preservación de fertilidad en mujeres con cáncer, que posteriormente suelen recurrir a sus ovocitos unos 3,8 años después de finalizar su tratamiento del cáncer, según datos del Instituto Valenciano de Infertilidad (IVI).
Esta entidad puso en marcha en 2007 un programa gratuito de preservación de la fertilidad por motivos oncológicos, al que desde entonces han recurrido unas mil mujeres antes de someterse a su tratamiento de quimio o radioterapia, el 64 por ciento por cáncer de mama. Además, gracias a este programa ya han nacido 24 bebés.
Sólo en 2016 vitrificaron los óvulos de más de 100 mujeres, lo que supone un 20 por ciento más que el año anterior, porque "no desean a renunciar a ser padres en un futuro con sus propios gametos", ha señalado el director de IVI Las Palmas, Javier Domingo, coordinador de este programa nacional.
Los ovocitos permanecen conservados a la espera de ser utilizados una vez éstas sean dadas de alta por su oncólogo. Y la media de años que transcurre hasta que estos gametos son usados en un tratamiento posterior al cáncer se sitúa en los 3,8 años.
El perfil de usuarias de este programa es el de una mujer de 32,2 años de media, sin pareja y con estudios universitarios, que "se aferran con esperanza a una maternidad biológica que les da fuerzas para enfrentarse a su enfermedad".
"El camino será duro, pero los psicólogos han comprobado que el hecho de saber que sus óvulos están vitrificados y que tendrán una oportunidad de futuro para ser madres en caso de fallo ovárico les ayuda a enfrentar este trance con más optimismo. Antiguamente no había opción. Cáncer significaba infertilidad secundaria en muchos casos. Hoy la ciencia nos permite romper este binomio y abrir un halo de esperanza para estas pacientes", según Domingo.
La técnica más utilizada actualmente es la vitrificación de ovocitos, que consiste en la criopreservación (inmersión directa en nitrógeno líquido a una temperatura de -196 grados) de los óvulos maduros conseguidos tras la estimulación ovárica, para usarlos posteriormente con la misma calidad que presentaban en el momento de la vitrificación.
Otra opción es la congelación de corteza ovárica y su posterior trasplante una vez superada la enfermedad, que permitiría incluso conseguir gestaciones espontáneas al recuperar la paciente su función ovárica. Esta técnica es de elección en niñas prepúberes y en aquellos casos en los que no se puede posponer el inicio de la quimioterapia, ya que la estimulación ovárica requiere un plazo de casi dos semanas.
En el caso de los hombres, bastará con congelar una o varias muestras de semen para conservar sus gametos. "A la hora de valorar una técnica de preservación de la fertilidad es importante trabajar de forma conjunta con el oncólogo para actuar de la manera más rápida y eficaz posible, evitando posibles retrasos o interferencias en el tratamiento oncológico correspondiente", ha destacado Domingo.