MADRID, 25 Jun. (EUROPA PRESS) -
Dar a luz es, para muchas mujeres, uno de los momentos más intensos y transformadores de la vida. Sin embargo, lo que ocurre en esas horas cruciales puede tener efectos que se extienden mucho más allá del nacimiento. A menudo, cuando termina el parto y el bebé está en brazos, el foco de atención médica se desvanece, dejando en la sombra posibles consecuencias silenciosas para la salud materna.
Hoy, la ciencia empieza a escuchar con más atención lo que el cuerpo de las madres intenta decir desde hace años: que ciertos episodios críticos no terminan en el quirófano ni en la sala de partos, y que cuidar del corazón de una madre es también proteger su futuro.
UN RIESGO QUE NO TERMINA CON EL PARTO
Las mujeres que sufren sangrado severo después de dar a luz enfrentan riesgos elevados para su salud cardiovascular que pueden persistir hasta 15 años, según muestra un nuevo análisis de la Universitas Airlangga (Indonesia) con datos de más de 9,7 millones de mujeres en Europa, América del Norte y Asia.
Publicados por 'The Journal of Maternal-Fetal & Neonatal Medicin', los resultados revisados ??por pares revelan que estas condiciones cardiovasculares son 1,76 veces más probables, mientras que los incidentes tromboembólicos son 2,10 veces más probables.
Los hallazgos, que surgen de una revisión de datos de investigaciones algunos de los cuales datan de 1986, sugieren que las mujeres que sufren hemorragia posparto (HPP) tienen un mayor riesgo de sufrir tanto enfermedades cardiovasculares (como insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular y enfermedad cardíaca isquémica) como eventos tromboembólicos, como coágulos de sangre.
CHEQUEOS SIMPLES, IMPACTOS DURADEROS
Si bien este mayor riesgo es particularmente agudo en el primer año después del parto, puede persistir hasta 15 años, especialmente entre mujeres con complicaciones que provocan presión arterial alta durante el embarazo, como la preeclampsia.
"Durante mucho tiempo, la HPP se ha considerado una emergencia que finaliza al detenerse el sangrado. Sin embargo, nuestros hallazgos demuestran que puede tener efectos duraderos en la salud cardíaca de la mujer, incluso años después del parto. Creemos que esto realmente exige una perspectiva más amplia de la atención materna, una que no se detenga en el parto, sino que continúe durante los meses y años posteriores", comenta la doctora Manggala Pasca Wardhana, autora principal del estudio, del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Airlangga, en Indonesia.
Si los responsables políticos tienen esto en cuenta, se podrían lograr cambios significativos. Por ejemplo, a las mujeres que experimentan sangrado severo se les podrían ofrecer chequeos cardiovasculares rutinarios como parte de su atención posparto.
"Estas no son intervenciones costosas, pero podrían marcar una diferencia real en la detección temprana y la prevención de enfermedades más adelante. En general, esperamos que esta investigación ayude a reorientar el enfoque hacia la salud materna a largo plazo. Porque cuando invertimos en el bienestar de las madres después del parto, también invertimos en familias más fuertes y comunidades más sanas", exponen los investigadores.
UNA DEUDA CON LA SALUD MATERNA
Cada año, aproximadamente 14 millones de mujeres experimentan HPP, lo que representa más del 20% de todas las muertes maternas a nivel mundial. Más allá del riesgo inmediato, la evidencia emergente indica que la HPP también puede tener consecuencias a largo plazo para la salud de las mujeres, en particular para el sistema cardiovascular.
Se sabe que una pérdida de sangre grave durante el parto altera la estabilidad hemodinámica (la capacidad del sistema cardiovascular para mantener un flujo sanguíneo estable y suministrar suficiente oxígeno a los tejidos) y puede desencadenar efectos sistémicos.
La revisión sistemática y el metanálisis incluyeron diez estudios publicados hasta 2024, basados en datos de investigación recopilados entre 1986 y 2018. Se incluyeron poblaciones de estudio de diversas zonas geográficas en Corea del Sur, Reino Unido, Suecia, Canadá, Francia y Estados Unidos, con períodos de seguimiento de entre tres y 31 años. Los investigadores emplearon métodos estadísticos sofisticados para considerar las diferencias en el diseño y las poblaciones de los estudios.
Entre los hallazgos, los análisis de datos revelaron que la gravedad de la HPP, particularmente en mujeres que necesitan transfusiones de sangre, estaba relacionada con un mayor riesgo cardiovascular.
Los autores concluyen que las directrices para el tratamiento de la HPP grave deben considerar el riesgo de complicaciones de salud cardiovascular a largo plazo.
"La relación entre el sangrado después del parto y el riesgo para la salud cardiovascular es compleja y multifactorial", añade el coautor Fiqih Faizara Ustadi, quien también trabaja en la Universidad Airlangga. "Se necesita más investigación para comprender mejor los mecanismos y desarrollar estrategias para la prevención y el tratamiento de estas complicaciones potencialmente mortales, que pueden ocurrir varios años después del parto", incide.
Si bien una fortaleza clave de este análisis exhaustivo es su alcance internacional, su dependencia de datos provenientes principalmente de países de altos ingresos limita su aplicabilidad más amplia a los países de ingresos bajos y medios.
"Este estudio destaca la importancia de abordar las consecuencias a largo plazo de la HPP en la salud de las mujeres a nivel mundial, en particular en los países de ingresos bajos y medios donde la carga de la HPP es mayor y el acceso a la atención posparto puede ser limitado", añaden los autores.
Una limitación del artículo es que en esta revisión no se realizó un análisis formal de subgrupos basado en la región geográfica (p. ej., países de ingresos altos frente a países de ingresos bajos y medios). Esto se debió a que los estudios incluidos no informaron de forma consistente los resultados estratificados por ingresos del país o contexto sanitario.
Sin embargo, los autores reconocen que las disparidades en el acceso a la atención médica, la calidad de la atención obstétrica de emergencia y la disponibilidad de seguimiento cardiovascular posparto pueden influir en los resultados a largo plazo y podrían explicar en parte la heterogeneidad entre los estudios.