MADRID, 30 Sep. (EUROPA PRESS) -
Las mujeres españolas tienen el doble de riesgo de sufrir un episodio de depresión a lo largo de su vida que los hombres, según han informado expertos de Lundbeck con motivo de la celebración, este jueves, del Día Europeo de la Depresión.
A nivel general, entre el 8 por ciento y el 15 por ciento de la población mundial sufre esta enfermedad a lo largo de su vida, representando, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la principal causa de discapacidad en todo el mundo.
DÍA EUROPEO DE LA DEPRESIÓN
De hecho, en Europa representa más del 7 por ciento de la mortalidad prematura. Sin embargo, diferentes trabajos publicados cifran en un 50 por ciento los trastornos depresivos que no reciben tratamiento o no el adecuado (psicofármacos o psicoterapia o combinación).
Además, en estudios españoles como el estudio 'SCREEN' los trastornos depresivos se encontrarían en cerca del 20 por ciento de los pacientes atendidos en Atención Primaria, y hasta el 43 por ciento de los pacientes abandona el tratamiento y otro porcentaje importante no lo cumple como le ha sido prescrito.
RIESGOS DE RECAÍDAS
Del mismo modo, los datos señalan que cada episodio depresivo incrementa la probabilidad de una recaída posterior, dado que, aproximadamente, un 60 por ciento de los pacientes que ha sufrido un episodio depresivo presenta al menos una recurrencia a lo largo de su vida.
Los principales síntomas de la depresión son la tristeza patológica, la pérdida de interés o placer en casi todas las cosas y una disminución de la vitalidad, los sentimientos de culpa o de incapacidad, la irritabilidad, el pesimismo ante el futuro, las ideas de muerte o de suicidio, la pérdida de confianza en uno mismo o en los demás, la disminución de la concentración y la memoria, la intranquilidad, los trastornos del sueño y la disminución del apetito y de la libido, entre otros.
Además, provoca problemas de concentración, falta de atención, dificultad para encontrar las palabras, enlentecimiento mental y dificultad en la toma de decisiones. Todos ellos se asocian también a una peor evolución del paciente y a un aumento de la carga clínica y económica.
Estos síntomas, a su vez, originan una serie de consecuencia como, por ejemplo, incremento en la morbilidad y mortalidad, riesgo de suicidio; discapacidad prolongada, deterioro funcional y social, riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, diabetes, otros trastornos psiquiátricos y ser consumidores de drogas.
IMPACTO ECONÓMICO
Al margen de las consecuencias que la enfermedad provoca en los pacientes, también origina un importante gasto económico, ya que, según la OCDE, las enfermedades mentales, como la depresión, cuestan a los países miembros hasta un 4 por ciento del PIB.
El coste de la depresión en la Unión Europea se ha estimado en más de 92.000 millones de euros en 2010, siendo la mayoría de ellos indirectos, tales como pérdida de productividad laboral, bajas por enfermedad y jubilación anticipada.
La pérdida de productividad provocada por el absentismo y presentismo representa en torno al 50 por ciento de todos los costes relacionados con la depresión.
Finalmente, se ha observado que un paciente con respuesta inadecuada tiene un coste asociado de casi el doble comparado con un paciente en remisión, tanto en costes directos, como en costes por pérdida de productividad laboral.